Colas del hambre
Las colas del hambre siguen en niveles covid, miles de familias no pueden llegar a fin de mes
Familias que llevan más de 2 años sin trabajo ven en las colas del hambre su única solución para poder comer.
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Con la crisis de la pandemia del coronavirus y la subida del precio de la luz cientos de familias no pueden llegar a fin de mes y cada semana vuelven a las conocidas colas del hambre para recoger alimentos, mantas, pañales y otros productos de primera necesidad. Muchas de las familias incluso llevan más de 2 años en el paro y no tienen recursos por lo que no les queda otra salida que pedir ayuda.
Las colas del hambre no cesan
En España, miles de familias dependen de las colas del hambre para poder comer. Historias de todo tipo como la de Vanesa. Su pareja y ella están sin trabajo. "No tengo ninguna ayuda, ni tengo nada", reconoce. Es la primera vez que Vanesa acude a las colas del hambre: "Se pasa muy mal".
Blanca vuelve todas las semanas a las colas del hambre desde que se quedó embarazada: "Miércoles a miércoles me dan para ella la leche y los pañales". Una ayuda que agradece a los voluntarios que cada día colaboran depositando productos y alimentos que después serán repartidos entre los que más lo necesitan.
"Vine el otro día con leche, otras veces vengo con yogures o pan", explica uno de los voluntarios.
Pobreza extrema
A nivel global, y de acuerdo con los datos de la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU), el 10% de la población mundial, más de 700 millones de personas, se encuentra en situación de pobreza extrema. Las previsiones para los próximos años tampoco son buenas. Según el organismo, si el ritmo actual continúa igual, se estima que para 2030 serán más de 840 millones de personas las que seguirán estando en esta situación.
No obstante, la pandemia es sólo un síntoma de un problema que es mucho mayor. "Unas cifras de hambre a esta escala no son un síntoma de la covid-19, son un síntoma de un sistema alimentario disfuncional que cede bajo presión y abandona primero a los más vulnerables", matiza Agnes Kalibata, presidenta de la Alianza para una Revolución Verde en África.
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