'Esperanza de una nueva vida' del fotógrafo australiano Warren Richardson es la imagen que se ha llevado el primer premio de este galardón internacional, que el próximo año cumplirá seis décadas.
Se trata de una imagen en blanco y negro que muestra a un hombre pasando a un bebé a través de una valla de alambre de espino en Roeszke, en la frontera entre Serbia y Hungría.
Esta instantánea no es la que "mejor calidad puede tener de todas", ha reconocido el jefe de exposiciones de World Press Photo, Erik de Kruijf, pero aún así, fue la elegida de entre las más de 85.000 fotos que visionó un jurado compuesto de 20 miembros internacionales, ha recordado.
"Muchos preguntan por qué esta imagen ganó el primer premio", ha asegurado Kruijf, "yo mismo me lo pregunté -ha continuado-, pero esta fotografía dispone de la textura propia de una pintura en la que se siente la tensión y a la vez la esperanza".
La imagen de Richardson está tomada de noche, sin flash, las luces que alumbran esta fotografía son las de los focos de los policías que intentaban interceptar a los refugiados en su periplo por Europa. Choca que sea en blanco y negro, pero precisamente también están ausentes de color la tercera parte de las imágenes premiadas en esta edición de 2015.
Lo contrario que el color que muestran las fotografías del navarro Daniel Ochoa (segundo premio en categoría Gente), sobre las fiestas populares de Las Mayas de Colmenar Viejo (Madrid)."Odio que me digan que son bonitas y coloridas" pero es "una suerte vivir en un lugar con tanta belleza", ha dicho Ochoa.
La crisis de los refugiados no pasó desapercibida para el jurado en este certamen, pues sólo hace falta recorrer los pasillos del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) para darse cuenta.
Kruijf ha destacado que en los últimos años los problemas de los fotógrafos de agencias para acceder a ciertas zonas ha llevado a que éstas "contacten con fotoperiodistas locales para que retraten historias cercanas".
Algunos de ellos han sido premiados este año. Son imágenes que narran sucesos y que, ha subrayado Krujif, han tenido la oportunidad de proyectar estas historias para contarlas al mundo "pese a la ausencia de libertad de prensa y el peligro para acceder a zonas de países como Siria".