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TRES AÑOS Y MEDIO DESPUÉS DEL SUCESO
Las 15 conclusiones del juicio sobre la tragedia del Madrid Arena
Tras cuatro meses de sesiones, las conclusiones que ha dejado el juicio apuntan a una cadena de negligencias en materia de seguridad y organización de un evento que le costó la vida a cinco jóvenes.
Aunque la Fiscalía no puede determinar el número exacto de asistentes que acudieron a la fiesta ni la cantidad de entradas vendidas por el promotor y principal acusado, Miguel Ángel Flores, estima que fueron un número no inferior a 16.493 para un aforo de 10.620 personas. En el recuento oficial, la Policía Judicial dijo que en el Arena se encontraron 22.500 localizadores de tickets, que, para las acusaciones, equivalen a entradas vendidas.
2. Cierre de accesos
La sala ha visionado grabaciones que mostraban a trabajadores de Kontrol 34, encargados de la seguridad interior, bloqueando numerosos accesos del pabellón. Las familias creen que Flores ordenó bloquear accesos a lo largo del recinto para "masificar la pista" y que el DJ Steve Aoki hiciese su "espectáculo con la barca", con la que se pasearía encima del público, como se reflejó en su contrato.
Las acusaciones que ejercen las familias de las cinco víctimas creen que no fue "causa directa" de la tragedia pero que tuvo influencia en la misma, porque provocó la apertura del portón por el que se colaron miles de jóvenes. Por ello, apuntan al que fuera jefe de la Policía Municipal, Emilio Monteagudo, porque estiman que el macrobotellón "es responsabilidad directa de la Policía".
4. Salidas de emergencia que sirvieron como entrada masiva
El portón de cota 0 y de Muelle Mónico eran dos vías de evacuación aptas para "mercancías y personal de la organización", por las que entraron en masa miles de jóvenes procedentes del botellón. Todos apuntan al coordinador de proyectos de Madridec, Francisco del Amo, como el que dio la orden de abrir una de ellas, a pesar de que él lo negó y el tribunal ha visto en una grabación que el jefe de personal y número 3 de Diviertt, Miguel Ángel Morcillo, abrió la otra.
5. La enfermería
Varios peritos declararon que el espacio utilizado como enfermería no puede considerarse como tal "debido al material que había dentro para tratar una emergencia" y no se encontraron ampollas de adrenalina ni otros signos evidentes de tratamiento en los cuerpos de las víctimas. Simón Viñals, el médico de 76 años al que algunos testigos acusaron de no saber usar el desfibrilador, preparó un equipo médico escaso. Una de las víctimas tuvo que ser atendida en el suelo porque "no había camillas", y un testigo afirmó que Viñals le dijo: "Llevo toda la noche atendiendo borrachos y mira lo que me traen ahora".
Hasta cinco de los ocho vomitorios de la pista central, que sirven de salidas de emergencia, estaban cerrados a los asistentes. Así lo corroboraron testigos como un técnico de producción de Madridec que vio "algunas puertas cerradas con un precinto disuasorio para que la gente no entrase ni saliese por ahí".
El responsable del control de monitores, Roberto Mateos, no estaba en su puesto de trabajo en el momento de la tragedia, por lo que no pudo avisar a los servicios de emergencia. Él dijo que las cámaras no servían para vigilar sino que eran disuasorias. En el túnel mortal solo había una carcasa, sin cámara dentro.
8. Abandono
Los heridos denunciaron el abandono que sufrieron de la organización, de los vigilantes de seguridad y de los policías municipales cuando trataban de buscar ayuda y auxilio después de la avalancha mortal. Una joven lo resumió así: "Los policías se rieron de nosotras y dijeron, 'Estas son dos borrachas'".
El exjefe de la Policía Municipal Emilio Monteagudo ha basado su estrategia en responsabilizar a la jefa del dispositivo policial del Arena, Cándida Jiménez, de no denunciar el macrobotellón que se celebró en el Lago de la Casa de Campo. Jiménez dijo que le avisaron esa mañana de que tenía que asumir el equipo policial y que su función era impedir que se celebrara un botellón junto a la puerta de entrada del recinto, pero "no a 50 o 70 metros". Tres policías de paisano alertaron al 091 del caos y del descontrol en que degeneró la fiesta: "Se les ha ido de las manos".
El Ayuntamiento dijo que no era necesario que el Madrid Arena tuviese licencia porque era un edificio municipal. Miguel Ángel Flores ha basado su defensa en culpar al Consistorio por ello, y su abogado llegó a decir que la tragedia se produjo "por un defecto original y congénito de diseño del edificio".
11. Fallos de seguridad
No hubo una reunión sobre el operativo de seguridad, las barras de bar bloqueaban vías de evacuación, e incluso un técnico municipal dijo que "no existían suficientes salidas de emergencia en el Arena". Los vigilantes no recibieron ninguna formación sobre evacuación ni realizaron jamás simulacro alguno.
12. Requisa
Seguriber defiende que siempre hubo controles y cacheos y su abogado puso en duda lo manifestado por muchos jóvenes, quienes aseguraron que no se hacían registros, ni se revisaban bolsos ni se pedía el DNI y que se metían botellas y hasta garrafas de cinco litros en la mano. Los jefes de Seguriber acusaron a Del Amo de ordenar que las requisas se hicieran más livianas, si bien precisaron que esa orden se ejecutó a petición de Flores.
Sus jefes echan balones fuera sobre su responsabilidad como encargados de la vigilancia interna, pero lo cierto es que sus trabajadores se encontraban dentro del recinto, se comunicaban con pinganillos y llevaban chalecos. Defienden que eran "auxiliares" y no vigilantes de seguridad, algo reconocido por Madridec. Un empleado de Kontrol 34 declaró que la avalancha "no le pareció nada serio". "La impresión que tuve es que no quería ayudar", dijo un joven.
14. Intercambio de acusaciones
A lo largo del juicio, los acusados se dedicaron a echarse la culpa entre sí y a eludir las responsabilidades que ostentaron en la fiesta de Halloween de 2012, como así les han reprochado las familias.
La mayor prueba de que hubo menores en el recinto es que una de las víctimas, Belén Langdon, tenía 17 años en el momento de la tragedia. Otros testigos, también menores, confirmaron que entraron con el DNI de otras personas. "Se podía pasar perfectamente con un DNI que no fuera el tuyo, porque no lo miraban mucho", dijo una joven. Otra señaló que entraron todos los compañeros de su colegio, 180 menores.
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