Yacimiento de Atapuerca

El cráneo de Miguelón, el homínido más famoso de Atapuerca, recupera sus vértebras

El paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga califica de "milagro" disponer de un cráneo de 430.000 años con sus vértebras cervicales.

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Ahora son sus siete vértebras cervicales las que convierten de nuevo en noticia uno de los cráneos más famosos de la evolución humana. Veinte años de investigaciones han permitido relacionar siete vértebras cervicales halladas en el yacimiento español de Atapuerca con su correspondiente cráneo, el de Miguelón. Desde hoy puede verse el cráneo, ya con su parte de columna vertebral, en el Museo de la Evolución Humana, en Burgos.

Las vértebras de 'Miguelón'

Su nombre técnico es el cráneo número 5 de Atapuerca. Pero todo aquel que visita el Museo de la Evolución Humana busca a Miguelón, el apodo con el que es conocido mundialmente. Corresponde a un preneandertal de 430.000 años localizado hace treinta en la Sima de los Huesos de Atapuerca.

Los paleoantropólogos tardaron diez años más en encontrar en dos cuadrículas contiguas las siete vértebras. Veinte años más de estudios han permitido determinar que pertenecen al mismo homínido, a Miguelón. Ahora, aprovechando el Día Internacional de los Museos, se ha reinstalado el cráneo junto a sus siete vertebras en el centro burgalés.

La pieza resultante es excepcional. "El registro fósil de la evolución humana se compone sobre todo de dientes y algunos restos craneales, no tan completos como este cráneo número 5 de Atapuerca", explica el paleoantropólogo y director científico del museo, Juan Luis Arsuaga.

El cráneo más famoso de Atapuerca

El también director científico del museo también reconoce que "prácticamente faltan cráneos con mandíbula y, desde luego, con esqueletos postcraneales. Aquí tenemos un ejemplo, un caso único, el cráneo número 5 con su mandíbula, con gran parte de su dentición y con la columna cervical asociada", añade Arsuaga, que califica como "milagro" haberlas recuperado. También se han recuperado dos premolares de este mismo cráneo y que se le han reimplantado.

El montaje ha sido especialmente complejo. La delicadeza de las piezas impedía cargar el peso del cráneo sobre las vértebras. Por ello se ha diseñado un armazón sobre el que va situado tanto el cráneo como las vértebras. La columna vertebral no podría hacer ahora la misma función que realizaba hace 430.000 años, sostener el cráneo. El tiempo no pasa en vano, tampoco para los restos fósiles.

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