En balcones, terrazas y ventanas se multiplican los actos de agradecimiento, de homenaje, de fiesta, los cumpleaños y también "caceroladas" en protesta por la gestión del gobierno en la pandemia del coronavirus.
45 días de confinamiento y los nervios de punta
Son ya 45 días de reclusión pero no todos los vecinos participan en tanta y tan sonora respuesta social a la situación.
En ciudades como Barcelona el aumento de las denuncias por molestias vinculadas al ruido y a la música ha sido notable.
Los conflictos entre inquilinos han ido a menos con el pasar de los días tras multiplicarse hasta un 68% las primeras semanas de aislamiento en relación a la media del pasado año, especialmente en el caso de los ruidos y la música, que representan más de la mitad de todas las quejas.
Desde el inicio del confinamiento, la Guardia Urbana de Barcelona ha atendido más de 5.000 llamadas relacionadas con requerimientos de convivencia que ponen también el foco en las molestias ocasionadas por obras o en el espacio público de los inmuebles.
A raíz de este aumento de llamadas, la Urbana ha reforzado sus Equipos de Policía de Barrio, que se encargan, entre otros, de gestionar las discusiones vecinales y que han llegado a intensificar su labor hasta un 174% desde el inicio del estado de alarma.
Amenaza con una catana
En Sevilla, un hombre amenazaba con una catana a quienes seguían de celebración a las 2 de la madrugada.
Obligados a convivir las 24 horas del día, los conflictos y las discusiones van a más.
De la ventana a la calle: sanción
Los que se saltan el confinamiento son sancionados. Es lo que ha pasado con un grupo de 18 personas en Íscar, en Valladolid. Realizan una coreografía en plena calle y sin ocultarse, a luz del día.
Las autoridades recuerdan que se deben respetar las normas básicas de convivencia para hacer la cuarentena más llevadera.