Según han informado fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), estos caudales están próximos al máximo a su paso por Zaragoza, ya que no se prevén variaciones significativas. Esta crecida ordinaria presenta caudales ligeramente superiores a los registrados hace diez días, cuando a su paso por Zaragoza llegaron a 1.264 metros cúbicos por segundo, con 3,81 metros de altura.
En esta ocasión, han precisado desde la CHE, se prevé que sus efectos en el tramo medio del Ebro puedan ser algo peores, ya que se espera que el caudal se mantenga en niveles altos durante más tiempo, entre 36 y 48 horas, además de que los acuíferos se encuentran más saturados que en la crecida anterior.
Las mismas fuentes han asegurado que la crecida no ha causado la rotura de motas, aunque en Boquiñeni el agua ha sobrepasado una defensa rebajada con acuerdo del ayuntamiento para reducir la presión en el casco urbano y ha inundando varios cultivos.
El alcalde de la población, Miguel Ángel Sanjuán, ha señalado que esta mota, que se rebajó de 3 metros a 1,5 para preservar el casco urbano, se ha roto en una pequeña parte y se han esparcido gravas por campos de cultivo cercanos. Ha destacado, no obstante, que el casco urbano está muy protegido y los vecinos han vivido esta riada ordinaria con mucha tranquilidad frente a la situación que sufrieron con la crecida extraordinaria de finales de febrero del año pasado, cuando tuvieron que ser desalojados, al igual que los de Pradilla de Ebro.
Por su parte, el secretario general de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA), José Manuel Penella, ha precisado que esta riada afectará a más hectáreas que la de hace díez días, cuando se inundaron unas 2.500 en la ribera alta de cereales de invierno y alfalfa, además de hortalizas. Ha explicado que el pasado episodio remitió de forma rápida sin causar afecciones, pero esta riada ha llegado pocos días después y sí se esperan daños en los cultivos por estrés hídrico en las raíces. Novillas es la primera localidad de la ribera zaragozana en recibir la crecida y su alcalde, José Ayesa, ha manifestado que el nivel del río ya ha bajado unos 70 centímetros hasta una altura aproximada de 5,50 metros y que ha anegado unas 800 hectáreas de alfalfa y trigo.