Insultos

¿Cuáles son los insultos más utilizados en España?

Gilipollas, imbécil y cabrón son los exabruptos más comunes pero hay nuevas formas que empiezan a sonar cada vez con más fuerza como charo o cayetano.

Un hombre enfadado

Un hombre enfadadoFreepik

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Quizá el arranque de esta noticia pueda ser también un tanto ofensiva para algunos de los que nos estén leyendo. Y es que si no les suenan términos como 'charo' o 'cayetano', quizá pueda parecer que me estoy metiendo con su edad, pero nada más lejos de mi intención.

Son los nuevos insultos, nos explica María Méndez. Ella es filóloga y doctora en Lengua Española por la Universidad de Vigo, además de una de las autoras del estudio: "Rata de dos patas: análisis de insultos en el español de España en el siglo XXI". El nombre no podía ser más gráfico.

Es una firme defensora del insulto. Pero ojo, no de la falta de respeto, ni mucho menos. Es defensora de lo que representa, de la información que aporta, de su trascendencia a nivel lingüístico: "Insultar insultamos todos, en un momento u otro. El insulto es parte de la lengua y nos dice mucho", reflexiona.

"El insulto es parte de la lengua"

En este estudio documentaron 1.108 insultos diferentes y los analizaron fonética, morfológica, semántica, léxica y pragmáticamente. ¿Qué conclusiones extrajeron? Pues por ejemplo que los mayores utilizan más el término 'cabrón' y los jóvenes 'gilipollas'. Que las mujeres son más de 'estúpido' y los hombres de 'payaso'.

Y que la comunidad autónoma de origen también nos marca a la hora de desahogarnos: "Hay términos concretos que son propios de cada zona", explica la experta. "Por ejemplo en Galicia se utiliza parvo, que es tonto y en otros lugares se emplean otros".

'Charo' o 'cayetano, los nuevos términos'

Pero además ahora estamos asistiendo al nacimiento de nuevas formas despectivas, nuevos términos. Y es que si en la lengua en general se forman nuevas palabras, también se forman nuevos insultos. "Lo que es más interesante aún es como lo que nace como un insulto en un momento puntual puede acabar convirtiéndose en una categoría y denominar a un conjunto de personas con unas características", reflexiona María Méndez.

"Ahora hay términos como 'charo', 'cayetano' o 'señoro' que son de nueva creación pero que ya se están fijando en la lengua". Algunos nacen como insultos y se quedan como tal, otros evolucionan y el propio colectivo los hace suyos, y los hay que en principio no eran ofensivos pero acaban transformándose.

De ahí la importancia de las investigaciones y los análisis lingüísticos. "Lo que hacemos con todos estos análisis es recoger información que es muy importante a la hora de realizar traducciones por ejemplo. Los matices de los insultos son fundamentales", relata. Lo son para los libros o las películas, donde pueden cambiar por completo el significado de lo que se quiere transmitir. Lo son también en el marketing y las campañas publicitarias, para que se dirijan al público correcto.

"Los insultos te reflejan a ti como persona"

"Los insultos no lo son en sí mismos, dependen de la intencionalidad. La misma palabra se puede decir para ofender o para alabar. No es lo mismo decir: 'Eres un cabrón', qué decir: 'Qué cabrón eres', con otra entonación. Tiene significados diferentes", asegura esta doctora en lengua española y –podríamos decir- experta en insultos.

Una experta que le da un sentido mayor a una frase muy repetida: los insultos dicen más del que los dice que del que los recibe. María Méndez concuerda plenamente: "Los insultos te reflejan a ti como persona, de la otra persona no dicen nada". De ahí la importancia de estos estudios, que permiten conocer más de ese trasfondo, de lo que queremos transmitir con ellos, o de lo que no queremos transmitir pero se nos escapa cuando insultamos.

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