Hay síntomas que nos avisan de que podemos estar sufriendo un golpe de calor, que puede empezar con mareos, debilidad, confusión, mucha sensación de sueño, dolor de cabeza y convulsiones. Si incluso hay perdida de consciencia habría que acudir rápidamente a urgencias. Si somos capaces de detectar los primeros síntomas a tiempo, con esto tendría que ser suficiente para mejorar.
Los síntomas de un golpe de calor en los más pequeños implican sensación de mareo, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, confusión y muchas ganas de dormir y, en el caso de los bebés, suelen estar poco activos. "Si estamos ante esta situación, hay que colocarles boca arriba, en un sitio fresco, a la sombra, bien ventilados, quitarles la ropa que no necesiten, compresas de agua fría en cabeza, cuello, nuca, cara y pecho y cambiarlas a medida que se calientan", explica.
Si el niño está consciente hay que darle agua, suero de rehidratación oral o bebidas isotónicas y si se le nota adormilado o pierde el conocimiento avisar al 112 o ir al hospital.
También se pide precaución con los medicamentos, que durante estos días de calor extremo no deben estar nunca fuera de sus envases ni expuestos directamente a la luz solar.
Ancianos, enfermos y niños son los colectivos más vulnerables ante la ola de calor que se está sufriendo en buena parte de España y que los médicos recomiendan combatir con una correcta hidratación, ropa holgada y una alimentación que incluya alimentos ricos en vitaminas y minerales.
Por ello hay que hacer caso a los consejos que cada año lanza Sanidad y que consisten en beber agua o líquidos con frecuencia, aunque no sienta sed, permanecer en lugares frescos, a la sombra o climatizados, reducir la actividad física y evitar practicar deportes al aire libre en las horas más calurosas y usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar.
Hay que prestar atención a los colectivos más vulnerables, como son los bebés, ancianos, enfermos inmovilizados y trabajadores que desempeñen su labor al aire libre. En el caso de los ancianos y enfermos, se insta a los cuidadores a estar atentos ante los síntomas del golpe de calor, como son el aturdimiento, convulsiones, calambres musculares, debilidad o aumento de la temperatura corporal hasta los 40-41 grados con la piel seca.
Estas personas deben permanecer en espacios ventilados y frescos, pero no bajo la acción directa de ventiladores, con ropa cómoda y bien hidratados, no solo con agua, sino también con infusiones o alimentos como el gazpacho, que aportan una gran cantidad de vitaminas y minerales que se pierden al sudar y son necesarios para el funcionamiento del sistema muscular y vascular.