Delfín
El delfín Manoliño vuelve a las playas de la Ría de Muros y Noia y los expertos aconsejan salir del agua a los bañistas
Según los expertos, el animal estaba asustado por los cohetes y el movimiento náutico de la procesión marítima de Portosín.
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Hacía tiempo que no dejaba ver su aleta por la Ría de Muros y Noia, pero Manoliño, el delfín gallego, volvió a aparecer el pasado domingo muy cerca de algunas playas de la zona. Una aparición que, sin embargo, fue algo polémica. No tanto por el acercamiento del delfín a los arenales, sino por la actitud de algunos bañistas en la playa de Boa, que no dudaron en interactuar con el cetáceo. Algo que, según los biólogos de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), no debe hacerse. Al contrario, si un delfín se acerca, lo conveniente es dejarlo tranquilo y salir del agua.
El mamífero marino se acercó a la orilla el domingo por la tarde, coincidiendo con la procesión marítima de Portosín. Según los expertos, probablemente, el animal estaba asustado por los cohetes y el movimiento náutico que provoca la celebración religiosa, por lo que se acercó a la costa.
Al avistarlo tan cerca, varias personas que estaban bañándose en esos momentos, entre ellos muchos niños, lo acompañaron a pocos metros de la orilla al ver que el delfín se les arrimaba. Un comportamiento que fue reprendido por una mujer que decidió llamar a la Policía Local para disuadir a la gente que interactuaba con el cetáceo.
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Por su parte, desde la Cemma aclaran que, efectivamente, no se puede interactuar con estos animales en virtud del Real Decreto 1727/2007, de 21 de diciembre, que incluye sanciones por el mero contacto físico de embarcaciones o personas con el cetáceo o grupo de cetáceos, como establece su artículo 4. Una ley que pretende no solo proteger a la fauna marina, sino también a las personas, porque tal y como explican los biólogos, los arroaces pueden transmitir enfermedades de piel y pulmón a los humanos.
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