Tres
de los integrantes del grupo se habían desplazado a España desde Colombia
exclusivamente para perpetrar los robos en un corto periodo de tiempo, tan sólo
tres meses (el periodo legal de estancia), con la intención de regresar
posteriormente a su país sin dejar rastro.
El
cuarto integrante, considerado líder del grupo, estaba establecido en España
desde hace años. La investigación se inició en abril tras detectarse un
incremento de robos en viviendas en esas urbanizaciones.
Los
agentes centraron la investigación en un establecimiento de compro oro
regentado por un ciudadano boliviano que era adonde llegaba la mercancía
robada.
Los
ladrones, en horario diurno, entre las 12 y las 16 horas, estudiaban la zona de
los golpes y tras comprobar que reunían las condiciones idóneas procedían a
cerciorarse que los moradores no estuvieran dentro mediante llamadas al timbre
o arrojando piedras de pequeño tamaño a las ventanas.
Forzaban
puertas o ventanas para hacerse efectos de valor, principalmente joyería,
pequeños electrodomésticos, dinero en efectivo y documentación personal.
Operaban normalmente en grupos de cuatro personas, lo que permitía que
desvalijaran las viviendas en pocos minutos.
Se
las ha requisado cuatro pistolas simuladas y un subfusil simulado, numerosos
bolsos de mujer, centenares de artículos de joyería: collares, pulseras,
anillos, pendientes, 17.000 euros en efectivo, decenas de relojes, efectos
electrónicos y de telefonía móvil, así como varios kilos de oro.