Galicia
Prohíben el baño en dos playas de Lugo por la presencia de carabelas portuguesas
El miércoles se localizaron doce ejemplares, lo que llevó a la decisión de cerrar la playa.
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La playa de Llas, en el concello de la mariña lucense de Foz, amanecía este miércoles con cuatro ejemplares de la conocida como carabela portuguesa. Posteriormente, los servicios de socorrismo localizaron otras ocho. De este modo, con una cifra sobre la mesa de doce organismos de esta especie, se tomó la decisión de izar la bandera roja durante la tarde del miércoles.
Todas ellas fueron eliminadas del arenal, y hoy la playa contaba "con alguna carabela de pequeño tamaño en la arena", explica Francisco Cajoto, alcalde de Foz. Tras eliminarlas, los socorristas mantuvieron la bandera amarilla para alertar de la precaución necesaria a los bañistas. De momento no se conoce de ningún afectado por su contacto.
Desde hace unas semanas, son habituales las visitas de estos organismos a playas de otras regiones del mar Cantábrico, como el País Vasco. Parece, por lo tanto, que las corrientes han desplazado hasta la costa gallega, habiendo sido también localizada una pequeña en la playa salvaje de Peizás.
¿Cómo es este organismo?
La carabela portuguesa, también conocida como botella azul o falsa medusa —por su estrecho parecido—, es una especie que se suele encontrar en todas las aguas cálidas del planeta, especialmente en regiones tropicales y subtropicales de los océanos Índico y Pacífico. De hecho, su presencia en nuestras aguas normalmente frías es bastante anómalo (excepto a finales de agosto), pero cada año se detectan más y con anterioridad por el incremento de la temperatura del agua.
"Cada año, dependiendo de las corrientes, hay episodios y apariciones de alguna al final del verano", relata el alcalde focense. En el ayuntamiento cuentan con 15 trabajadores del servicio de salvamento, desde auxiliares a socorristas, y están poniendo el foco en "ofrecer toda la información necesaria a la población", resalta el alcalde.
Es semejante a la medusa, de modo que cuenta con una parte gelatinosa que flota y unos tentáculos de una extensión de entre los 10 metros y los 50. Con sus picaduras pueden afectar gravemente al ser humano variando desde el dolor local hasta erupciones cutáneas, marcas lineales o síntomas como dificultad respiratoria, náuseas o vómitos.
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