Robos en viviendas

Detenidas siete empleadas de hogar en Madrid por robar joyas y oro en las viviendas donde trabajaban

Hay también tres empleados de empresas de mudanzas arrestados por robar joyas al realizar los portes.

Detenidas siete empleadas de hogar en Madrid por robos en las viviendas donde trabajaban

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Es la confianza traicionada. La Guardia Civil ha detenido en Madrid a 10 personas, entre empleadas de hogar y operarios de empresas de mudanzas, por robar joyas en las viviendas en las que trabajaban. No es una banda ni una organización estructurada. Son casos individuales en los que coincide un mismo modus operandi: robar a quien ha confiado en ti dejándote las llaves de su casa. Diez detenidos en apenas cinco meses. Y 37 delitos contra el patrimonio esclarecidos.

Entre los meses de mayo y septiembre la Guardia Civil ha detenido a siete empleadas de hogar en la Comunidad de Madrid por sustraer joyas en las viviendas en las que estaban contratadas. En algunos casos trabajaban en más de un domicilio y robaban en más de una casa. Por eso hay más delitos esclarecidos que personas detenidas. Los propietarios de las viviendas y empleadores de las detenidas detectaban la falta de algunas joyas. En ningún caso había cámaras de vigilancia que grabaran los robos. Pero la denuncia ante la Guardia Civil contaba con una ayuda externa: el trabajo constante de los agentes y de las empresas de compra-venta de oro.

Registro en las empresas de compra-venta

Cuando alguien acude a una de estas empresas a vender una joya, debe rellenar un documento en el que asegura ser el legítimo propietario de esa cadena o esa pulsera que quiere vender. Queda, por tanto, registrada su identidad con su número de Documento Nacional de Identidad. Si estas empresas hacen correctamente su trabajo, todas las ventas y los vendedores quedan documentados en un registro. En los casos ahora resueltos por la Guardia Civil, fueron las supuestas ladronas las que acudieron en persona a vender las joyas. Sólo había que buscar en esos registros los nombres de cada sospechosa y el delito quedaba probado.

Lo mismo ha ocurrido en el caso de los tres empleados de empresas de mudanza detenidos, todos hombres. Cuando alguien contrata una mudanza, habitualmente son los empleados de esa empresa quienes llenan las cajas en el domicilio que van a vaciar. Por tanto, son ellos mismos quienes guardan las joyas, en caso de haber, en los embalajes adecuados. En los tres casos esclarecidos, la mano demasiado larga de alguno de los empleados hacía que alguna de las cadenas de oro acabaran en su bolsillo. Y., una vez más, ellos mismos acudían a venderlo a los locales de compra-venta de oro. Sólo en uno de los casos fue la esposa de uno de los sospechosos quien se encargó de la venta. Los dos fueron detenidos, en el caso de ella por dos delitos de receptación, es decir, vender la joya conociendo su origen ilícito.

64.000 euros en oro

Con estas diez detenciones se ha conseguido recuperar 90 joyas, con un peso total de 414 gramos de oro de 18 kilates. Al precio actual, eso supone unos 64.000 euros de botín total. A los detenidos se les imputan 21 delitos de estafa, por esos documentos firmados en los que aseguran ser los propietarios de las joyas. También 13 delitos de hurto, dos de receptación y uno de apropiación indebida. La condena que les pueda caer dependerá del valor de lo sustraído en cada caso. Los robos se han producido en domicilios de Las Rozas, Boadilla del Monte, Guadarrama, Villalba, Torrelodones, San Sebastián de los Reyes, Alcobendas y Madrid.

Esta misma semana la Guardia Civil detenía en Mairena del Aljarafe, en Sevilla, a la cuidadora de una anciana de 84 años por, supuestamente, robar joyas y dinero de la mujer, aprovechando su situación de vulnerabilidad. En ese caso, una cámara había grabado el hurto. Es uno de los consejos que los investigadores dan para este tipo de casos: instalar sistemas de video-vigilancia para controlar lo que ocurre en el interior del hogar. También no dejar dinero u objetos de valor al alcance de personas ajenas a la familia. Y, en el caso de personas mayores, no otorgar poderes ni dar datos financieros a sus cuidadores, además de realizar un seguimiento periódico de las cuentas bancarias o bienes propiedad de la persona vulnerable. Porque hay ocasiones en que avaricia y confianza son una mezcla peligrosa.

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