La Policía ha detenido a tres sacerdotes y un seglar en el marco de la investigación sobre supuestos abusos sexuales cometidos en Granada contra al menos un menor. El seglar, han indicado fuentes de la investigación, es un profesor de Religión muy cercano a los tres sacerdotes arrestados. Las detenciones se han llevado a cabo en la provincia de Granada, aunque las fuentes no han precisado los lugares exactos. Otras fuentes han apuntado por su parte que los tres sacerdotes fueron detenidos en una casa parroquial y el cuarto, un laico, en su domicilio.
El subdelegado del Gobierno en Granada, Santiago Pérez, que afirmó que un primer momento los detenidos eran cuatro sacerdotes, ha señalado que se trata de la segunda fase de la investigación de la supuesta trama de curas presuntos pederastas que dirige el Juzgado de Instrucción 4 de Granada, que tiene decretado el secreto de sumario sobre las actuaciones.
En la primera fase, ha dicho Pérez, ya han declarado de momento por este caso una docena de personas, en su mayoría supuestos testigos de los presuntos abusos sexuales. Pérez ha señalado que se trata de un caso "bastante complicado" y que la Policía está trabajando de una manera "muy pormenorizada", dado que "estamos en un Estado de Derecho" y la investigación debe ser "exhaustiva" para disponer de las pruebas necesarias. Hasta esta mañana, la Policía sólo tenía constancia de una denuncia por los supuestos abusos, ha añadido el subdelegado, que también se ha referido a una documentación relacionada con el patrimonio de los supuesto implicados que ha sido aportada al Juzgado.
Los detenidos se encuentran de momento en dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Oriental en la capital granadina, ha informado un portavoz del Cuerpo Nacional de Policía, que no han podido detallar la identidad de los arrestados ni cuándo podrían pasar a disposición judicial.
La causa tiene su origen en la denuncia que un joven de 24 años interpuso en octubre por supuestos abusos sexuales ante la Fiscalía, después de recibir en agosto una llamada telefónica del papa Francisco, que le pidió perdón en nombre de la Iglesia tras leer el escrito en el que le relató los hechos, ocurridos cuando era menor.