Crimen de Elisa Abruñedo
Detienen en Ferrol a un hombre como presunto autor del homicidio de una mujer en Cabanas (A Coruña) hace 10 años
La mujer, que estaba casada y tenía dos hijos, fue violada y apuñalada hasta la muerte.
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El 3 de septiembre de 2013, de madrugada, aparecía en Cabanas (A Coruña) el cuerpo sin vida de Elisa Abruñedo. La mujer, de 46 años, llevaba desaparecida desde el día 1. Su familia lo había denunciado después de que, como cada día, Elisa saliera a pasear cerca de su casa aquel domingo y no regresara.
El cadáver apareció a tan solo 500 metros de su vivienda, en un camino por el que su hijo había pasado durante la búsqueda desesperada que iniciaron familiares y amigos. Fueron los vecinos de la víctima los que lo encontraron. El cuerpo presentaba signos de violencia. Según los análisis policiales, Elisa, que era enfermera de profesión, estaba casada y tenía dos hijos, fue violada y apuñalada hasta la muerte. Así lo determinó la autopsia, que guardó, durante diez años, la única clave para resolver este crimen: el rastro genético de su agresor.
A pesar de que han pasado diez años de un crimen que conmocionó a la pequeña aldea de Lavandeira, donde se produjo, la Guardia Civil no ha dejado de trabajar para esclarecer este suceso y este martes ha conseguido detener, en la localidad coruñesa de Ferrol, al presunto autor del homicidio. Se trata de un hombre de 49 años, vecino de Narón. La investigación, desarrollada por Agentes de la Comandancia de A Coruña y de la Unidad Central Operativa, ha estado dirigida por el Juzgado de Instrucción nº 2 de Ferrol y se mantiene bajo secreto sumarial.
Interrogatorios y cribados de ADN
La familia de Elisa nunca dejó de luchar por que se esclarecieran los hechos. Después de la muerte de su marido, en un accidente laboral en enero de 2015, los dos hijos del matrimonio, Adrián y Álvaro, continuaron con sus movilizaciones e incursiones en medios de comunicación con la esperanza de encontrar a la persona que los dejó huérfanos de madre. Siempre han agradecido la colaboración y el trabajo de la Guardia Civil, con numerosos interrogatorios y cribados de ADN que permitieron ir descartando cualquier sospecha del entorno familiar.
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