Un total 375 radares fijos de la Dirección General de Tráfico (DGT) han formulado, hasta el pasado 23 de octubre, 1,6 millones denuncias por sobrepasar los límites de velocidad establecidos en las carreteras españolas en 2017, por un importe económico de 63,3 millones euros, según revela un estudio realizado por la organización de defensa de los conductores Automovilistas Europeos Asociados (AEA).
El número de denuncias realizadas se ha incrementado en un 4 respecto al mismo periodo del año anterior. Por comunidades autónomas, el informe de AEA destaca que los radares fijos que más denuncias han contabilizado han sido los de Andalucía, con 425.979; Castilla y León, con 205.578; y Castilla-La Mancha, con 186.120. Por el contrario, los de Cantabria (22.313), Asturias (22.407) y Extremadura (24.222) han sido los menos activos.
El que más infracciones ha captado está en Segovia, en la Nacional VI, que acumula 54.911 denuncias y 2 millones de euros recaudados. En Málaga se encuentran 3 de los 5 radares que más multan, dos en la A-7 y uno en la circunvalación. El 80% de las denuncias de velocidad son por excesos de apenas un 10%.
Además, el estudio refleja que los radares más productivos han sido los de Navarra, con 9.020 denuncias por cada radar; Canarias, con 6.371 denuncias; y Andalucía, con 5.999 denuncias, teniendo en cuenta el número de denuncias formuladas por cada cinemómetro. Por el contrario, entre los menos productivos se encuentran los de Asturias (1.723 denuncias por radar); Extremadura (2.202) y Cantabria (2.479).
En su informe, AEA destaca que los radares fijos de Tenerife han pasado de no formular ninguna denuncia en 2016 a imponer 36.993 denuncias en 2017. Con motivo del "importante" número de denuncias formuladas por exceso de velocidad; la ubicación mayoritaria de los radares en autopistas y autovías; y la repetición de los radares más activos, el presidente de AEA, Mario Arnaldo, ha pedido a la DGT que se replantee su política de radares, ya que, en su opinión, "no se está consiguiendo" el objetivo de evitar los excesos de velocidad, ni los accidentes, convirtiendo los radares en "meros instrumentos de recaudación".