La cámara de seguridad grabó las imágenes del secuestro. El ladrón baja de su coche, tropieza, y se introduce en el establecimiento armado con un cuchillo.
Lo que no sospechaba era que, en su interior, había dos guardias civiles disfrazados de empleados de la gasolinera.
El atracador sale corriendo sólo unos pocos segundos después, perseguido por los agentes, que logran reducirle. Los dos guardias civiles formaban parte de un operativo especial que vigilaba el establecimiento, después de haber sufrido dos atracos seguidos.
A pesar de las cámaras de seguridad, la gasolinera parece ser un blanco fácil para los atracadores. En los últimos cuatro años, según indica su gerente, Amado Villar, han sufrido nada menos que veinte atracos, diez de ellos en el último año, con una media de unos 300 euros de dinero sustraído.
Una valla situada en la parte posterior de la gasolinera dificulta, según el gerente, la llegada de las fuerzas de seguridad y hace que la gasolinera sea un blanco fácil.
Por ello, tanto el propietario como los trabajadores piden soluciones para sentirse más protegidos.
