Lo que comenzó como una protesta cada viernes ante las puertas del congreso de Suecia sobre el cambio climático se ha convertido en un movimiento de masas para luchar contra el efecto invernadero.
Así comenzó la historia de la activista sueca Greta Thunberg que a sus 16 años se ha convertido en una persona clave en la lucha contra el cambio climático.
La joven se encuentra sorprendida por la afluencia que ha creado entre periodista, amantes y detractores que acaparó todas las miradas en la Cumbre del Clima de Madrid. Hasta el punto de verse obligada a abandonar la manifestación por el clima. Algo que, hasta ahora, nunca le había ocurrido.
En una manifestación en Alemania la joven era el punto de expectación entre los curiosos pero no obligó a tener que irse de la marcha.
Desde que puso un pie en nuestro país, una nube de fans y fotógrafos la ha ahogado. Ella es consciente de su liderazgo e intenta manejarlo, se camufla entre otros jóvenes.
Su imagen, ceño fruncido, aparente desagrado y enfado eterno, así la definen sus criticos que pretenden ridiculizarla incluso preguntándose qué intereses económicos hay detrás de la adolescente y de sus padres.
Esta activista sueca ha convertido su síndrome de asperger en su súperpoder. Obsesiva y perfeccionista. Hay quienes le auguran un futuro brillante con mucha ironía como es el caso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que la considera una "chica feliz". Aunque también se encuentran los que ven en ella "la generación Greta", que cambiará el mundo.