La policía de Conil de la Frontera, en Cádiz, ha comenzado a controlar el acceso al centro ya que durante el verano se triplica la población del municipio. El uso de la mascarilla será obligatorio y habrá multas para aquellos que no la lleven.
Blindar la ciudad, esa es la medida tomada en esta localidad gaditana. Especialmente en el casco antiguo, donde "las calles son más estrechas, para evitar la acumulación de gente", señala Juan Manuel Bermúdez, el alcalde.
En el verano, Conil de la Frontera pasa de los 20.000 habitantes a los 80.000, motivo por el cual se ha creado un plan de contingencia para reducir el riego a nuevos contagios de coronavirus. Cortes de calles y controles en los accesos a zonas históricas o comerciales.
Además de vigilar el numero de personas, la distancia de seguridad se multará. "Quien no lleve mascarilla será sancionado con 100 euros", ha asegurado Nicolás Amaya, jefe de Protección Civil de Conil.
En este plan participará la Policía local, Protección Civil y Guardia Civil, y durará como mínimo hasta mediados de septiembre. Su duración se podrá ampliar si las condiciones sanitarias no mejoran.
