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Coronavirus
La emotiva carta a un padre fallecido por coronavirus que hoy es eterno: "Mi guerrero de camisón abierto"
La hija de un cocinero muy conocido en Miño (A Coruña) ha dedicado una emotiva carta a su padre, fallecido a consecuencia del coronavirus.
La hija de un cocinero muy querido en Galicia, y desde luego en Miño (A Coruña), su municipio, ha dedicado una emotiva carta a su padre, fallecido a consecuencia del coronavirus. Se llamaba Paco o Ranchín, un hombre que daba lo que no tenía y que sabía dónde residía la verdadera fuerza de la razón, de la que siempre hizo uso con su palabra clara y sencilla.
Paco permaneció ingresado tres semanas en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, pero el coronavirus le ganó la batalla y ahora es "eterno".
Su hija, la periodista Bibiana Rodríguez, le ha dedicado un texto que hace que tiemblen los adentros. Con él pretende que su padre no se convierta en un número más de una cruel y fría estadística. "Eres mi guerrero de los ojos azules y, como siempre te tocó hacer en esta vida, te fuiste luchando", suscribe Bibi.
A Paco, al que Bibiana concede perdurabilidad, le enseñó su madre a moverse entre fogones. No tardó en aprender el ritmo de la vida en el Bahía, nombre de un negocio tras el cual solamente hay esfuerzo y un plus de amor para ese acabado perfecto en todo lo en él servido.
El deseo de este restaurador era que la comanda llegase en perfectas condiciones a los clientes. Su pulpo a la cazuela, sus almejas a la marinera, el rape y la merluza al horno, eran tan famosos que traspasaron fronteras pues algunos de los asiduos del establecimiento, y que ahora lo honran, residen en Madrid.
"Yo no soy cocinero. Yo solo cocino", aseguraba Paco, la representación masculina de 'Los Churris', apodo que comparte con su mujer Esther. Ellos se llamaban cariñosamente así.
El "buenazo abuelo Paco", escribe Bibiana, el marido comprensivo y fiel, el padre maravilloso que dio a sus hijas alas para volar y hacer todo aquello que él no pudo. El ser humilde que les enseñó a compartir y a aprender a ponerse en el lugar del otro. El que estaba siempre que alguien lo necesitase, el que escuchaba sin necesidad de palabras y el que ofrecía apoyo incondicional en toda circunstancia.
En 2009, Paco sufrió una pancreatitis con parada multiorgánica. Estuvo cinco meses en la unidad de cuidados intensivos y siete más en el hospital. Y aguantó. Lo superó y se convirtió "en milagro". Su eterna aliada habría aguardado lo que fuese necesario: "Te hubiese esperado otra vez. Otro año, el tiempo que hiciese falta... Y casi lo consigues. No nos faltó nada".
Parecía que todo iba bien pero "se fue", ha explicado desde su balcón Chus Lestayo, la cantante que en ese ayuntamiento gallego hace la cuarentena más llevadera a sus vecinos. Sobrecogida, desde ese respiradero le habló a Paco, con un abrazo rodeado de melodía.
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