Obituario
El emotivo obituario de un padre a su hijo: "Se fue en brazos de su madre"
Iago había nacido con una enfermedad rara. Su padre le dedicó un obituario para agradecerle el tiempo que estuvo con ellos.
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Un padre, Javier Bernácer, ha escrito un obituario a su hijo Iago Bernácer de 8 años de edad. El pequeño falleció en el Hospital de Navarra hace unos días por una parada cardíaca provocada por una neumonía.
Iago había nacido con una enfermedad rara. Su padre le dedicó un obituario, publicado en el Diario de Navarra, para agradecerle lo que les ha dado a él, a su mujer y a su hermana durante el tiempo que estuvo con ellos. El pequeño no veía y oía gracias a unos audífonos.
'Iago Bernácer Badajoz, un niño normal'
Titulado 'Iago Bernácer Badajoz, un niño normal', pone en valor que a su hijo "lo que le hacía extraordinario no era su sordoceguera, falta de crecimiento o síndrome polimalformativo sino que, como todos los niños, desprendía un amor inocente y una alegría incesante".
"Dijeron que moriría a las pocas semanas de nacer y no solo sobrevivió ocho años y medio: disfrutó ese tiempo como pocos llegan a hacerlo", añade.
El padre explica que Iago "era un luchador". "Le dijeron que su destino era un colegio de educación especial, pero aprobó todo 1º de Primaria en un colegio ordinario, tuvo cinco paradas cardiorrespiratorias y salió de todas ellas, aunque tras la quinta fue solo para dejar que sus familiares se despidieran de él", cuenta.
Bernácer agradeció a los profesionales y terapeutas que le ayudaron, tanto a su familia como a su hijo, en especial a los sanitarios del servicio de Pediatría del Hospital Universitario de Navarra. "Los últimos días de Iago en este mundo dieron la oportunidad a sus padres y familiares de hablar con él, darle las gracias, pedirle perdón y decirle que estaban preparados para que partiera cuando quisiera", explica.
Pasó sus últimos instantes en brazos de su madre y quien escribe este texto asegura que sonrió tres veces
"Iago pasó sus últimos instantes en brazos de su madre, mientras le cantaba El Príncipe Azul, y quien escribe este texto asegura que sonrió tres veces: una a su madre, otra a su padre y otra a su hermana", recuerda.
Javier Bernácer concluye recordando lo bonito que tiene la vida. "Iago no solo ha demostrado que la vida es valiosa, sino que aquellos que necesitan más cariño son capaces de devolverlo multiplicado por 100. Ha sido capaz de tocar los corazones de todos aquellos con los que se ha cruzado", concluye.
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