Aníbal Cano abrió su restaurante hace dos años con una zona habilitada para fumadores cumpliendo los requisitos de la ley. Invirtió 12.000 euros porque si no lo hacía no le concedían la licencia de apertura. Ahora, se queja, ese dinero lo va a perder.
La misma inversión realizó Francisco, que perderá ese dinero y mucho más ya que desmontarlo le constará cerca de 2.000 euros. Él propuso al Ministerio de Sanidad habilitar la zona como autoservicio, es decir, una zona sin servicio de camarero pero disponible para quien quisiera tomar allí su consumición. el ministerio les ha dicho que no.
Francisco Iturbe, propietario de una cadena de cafeterías señala que van a perder dinero, cerca del 10% de los ingresos, porque si el cliente tiene que salir a fumar y a no vuelve a entrar, y eso reduce las consumiciones por persona.
Juan José Blardony, director general de la asociación de Hosteleros de la Comunidad de Madrid cuantifica las pérdidas económicas en cerca de 380 millones de euros sólo en la Comunidad de Madrid. Unas pérdidas que provocarán el cierre de unos 2.700 establecimientos y la destrucción de 12.000 empleos.
No comparten estas cifras quienes nunca han permitido fumar en sus establecimientos. Según su experiencia la gente va a seguir saliendo, simplemente cambiarán los hábitos, pero no el consumo.
La nueva ley permite mantener las máquinas expendedoras, aunque los empresarios aseguran que ellos no sacan ningún beneficio, sólo favorece al estado que es quien se lleva los impuestos.