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ALERTAN LOS EXPERTOS
España sufre la peor sequía de los últimos 20 años
La escasez de lluvias ha agravado la sequía aunque por el momento no se prevén cortes generalizados en el suministro de agua en ciudades españolas. Sin embargo, los expertos alertan de que en caso de no tomar medidas, la situación se agravará.
España, un país con dos terceras partes en riesgo de desertificación y con un rango de lluvias por debajo de la media desde 2014, padece la peor sequía de los últimos 20 años, aunque por ahora el abastecimiento de agua para consumo humano no peligra, según el economista e investigador Gonzalo Delacámara.
A corto plazo no se prevén cortes generalizados en el suministro de agua en ciudades españolas porque el artículo 60 de la Ley de Aguas establece una jerarquía de usos, y en un hipotético caso de restricción el consumo poblacional sería el último uso sometido a racionamiento.
En una entrevista Gonzalo Delacámara, director académico del Foro de la Economía del Agua, ha detallado que si la sequía persistiera y agravara la situación, el corte de agua afectaría, en primer lugar, a los usos que la ley no considera prioritario, como son los recreativos, acuicultura, industriales y agrarios, entre otros.
En este punto, ha insistido en "no alarmar a la población", aunque ha apuntado que los datos actuales de agua embalsada, al 38,3% de su capacidad total, son los más bajos de los últimos 10 años.
Sin embargo, ha recalcado, los abastecimientos a la población se pueden garantizar, por lo menos, en el corto plazo, aunque el verdadero desafío, sobre el que se debiera enfatizar, es la "seguridad hídrica a medio y largo plazo".
A su juicio, España padece una "enfermedad crónica", provocada por la escasez del agua en general, que en periodos de sequías se agudiza por el descenso acusado de las lluvias, pero sobre todo como consecuencia de todos los usos y presiones sobre el agua.
Factores como el desarrollo urbanístico y energético, la expansión del turismo y el cambio demográfico, entre otros, disminuyen las reservas de agua y a ello se suma el cambio climático que se manifiesta en la frecuencia e intensidad de las sequías, y que llevan a pensar que la situación no mejorará en los próximos años, salvo que se adopten medidas necesarias.
Dicha escasez se refleja con intensidad en el Segura, una de las cuencas con mayor estrés hídrico de la Unión Europea, y en la del Duero, donde la escasez de agua actual golpea con fuerza y ha derivado en que Castilla y León sufra la peor sequía desde 1992, incluso más aguda que las de los años 2001, 2005 y 2009.
La situación "no permite bromas ni planteamientos frívolos", ha argumentado, para reivindicar una "reflexión" a nivel global sobre la sequía y el modelo productivo para aumentar la seguridad hídrica.
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