Las labores en la cornisa cantábrica se centran ahora en apagar los once focos que permanecen activos en Asturias, para lo que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a petición del Principado, ha enviado aviones de gran capacidad que se incorporarán a los trabajos en el término municipal de Boal.
En Cantabria, los 48 incendios que se registraron entre el sábado y el domingo han sido extinguidos tras arrasar, según ha adelantado el Gobierno autonómico, extensiones importantes de masa forestal, sobre todo en la zona de Campoó-Cabuérniga.
El incendio en Iguntzi (Navarra), el del monte Igueldo (San Sebastián) -que arrasó 200 hectáreas-, así como los que se registraron en Galicia, concretamente en Carballeda de Valdeorras (Orense) -con 150 hectáreas quemadas-, Cabeza de Manzaneda (Orense) y Narón (A Coruña), han quedado igualmente apagados.
Hasta 314 efectivos fueron desplegados por la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Asturias, Cantabria y Navarra para colaborar con los equipos especializados autonómicos en la extinción de los fuegos, cuyas causas determinarán ahora expertos de la Guardia Civil.
No obstante, distintas organizaciones ecologistas han adelantado que la quema de matorral para la preparación de pastos para el ganado, muy habitual en la cornisa cantábrica, es la causa principal de la mayoría de los fuegos.
Por ello, Theo Oberhuber, portavoz de Ecologistas en Acción, ha demandado a las administraciones que prohíban durante todo el año esta práctica, pues "debido a los efectos del cambio climático, las épocas de máximo riesgo se pueden producir ya en cualquier momento".
Ha señalado que, ante las condiciones meteorológicas de los últimos días, con temperaturas inusuales para esta época del año y vientos del sur más cálidos, las administraciones deberían haber tomado "medidas preventivas".
Respecto a la relación entre los incendios forestales y la nueva Ley de Montes, que abre la puerta a la especulación urbanística en el suelo quemado si se estima de interés público, ha explicado que este mecanismo aún no se ha utilizado y muchas comunidades se han comprometido a no aplicarlo "tras el rechazo social que generó en su día".
Para Diana Colomina, coordinadora de restauración forestal de WWF, la mayor parte de los incendios forestales que tienen lugar en cordillera cantábrica en invierno tienen relación con la quema de matorral para producir pastos de calidad de cara a la primavera, "labor con un fuerte arraigo y un uso generalizado en la zona".
Ha asegurado que nos encontramos ante un nuevo escenario climático, con altas temperaturas, periodos de escasas lluvias y fuertes rachas de viento, y un nuevo contexto que facilita el abandono del medio rural, "lo que predispone a que nuestros bosques estén listos parar arder".
Por su parte, SEO/BirdLife ha abogado porque se abra una profunda reflexión sobre las políticas de lucha contra el fuego de las administraciones públicas y ha insistido en la necesidad de un plan de gestión centrado en la prevención y en un cambio de estrategia.
Hoy, el riesgo de incendios forestales en la cornisa cantábrica sigue siendo muy alto o extremo en Galicia, Asturias y puntos de Cantabria, según informa la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en su página web.
También es muy alto en el sur de las islas Canarias, moderado en el resto de las comunidades del cantábrico, en toda la mitad este peninsular y en Baleares y bajo en el este peninsular, Alto Ebro, litoral catalán y valenciano y norte de las islas Canarias.