Murcia
La familia de Sara, la joven que murió tras una lipoescultura, acusa también al anestesista
"Un quirófano no es un cuartel, no hay una jerarquía completamente cerrada", dice Ignacio Martínez, que asegura que el anestesista debería haber parado al cirujano.
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El cirujano demandado por homicidio imprudente por la familia de Sara Gómez, la mujer de Alcantarilla (Murcia) de 39 años que murió un mes después de ser sometida a una lipoescultura en una clínica privada de Cartagena, ha quedado libre pero sin el pasaporte y con la prohibición de salir de España tras declarar este miércoles ante la juez de guardia de la ciudad portuaria.
El cirujano, que "lamenta lo ocurrido y confía en la justicia", puede seguir ejerciendo, ya que no se le ha retirado su licencia.
Ahora, la familia de Sara amplia la denuncia hacia el anestesista de la operación, que, a pesar de haber comentado al cirujano que parase de operar, "debería haber actuado con mayor firmeza", según Ignacio Martínez, el abogado de la familia de Sara.
¿Qué podría haber hecho el anestesista?
El abogado de la familia asegura que "se debería haber actuado antes" y que el anestesista de la operación declaró que vio cómo se extraía sangre. La autopsia revela que el cuerpo tenía múltiples perforaciones "propias de una reyerta con arma blanca".
"Ante la hipotensión causada por la hemorragia se debería haber parado la operación", dijo en una entrevista en Espejo Público.
El papel del anestesista se comenzará a investigar ahora que la familia ha ampliado la denuncia. Se estudiará si podría haber hecho algo para revertir la situación o, si por el contrario, no estaba en sus manos.
"Un quirófano no es un cuartel, no hay una jerarquía completamente cerrada", apunta el abogado de la familia, que añade que el anestesista era "el encargado de salvaguardar las contantes vitales de la paciente". "Aunque no hubiera podido parar la operación, podría haber avisado al director gerente y llamar a la policía", añade.
La investigación continúa, por lo que el abogado no quiere confirmar o desmentir ningún dato que pueda interponerse en esclarecer lo ocurrido. Por ello, no se ha pronunciado sobre la posibilidad de que una tercera persona, la supuesta pareja del cirujano, hubiera estado ayudando en el quirófano.
La denuncia que la familia de Sara presentó para saber si el cirujano habría consumido drogas o alcohol antes de la operación también continúa. Hasta el momento, la familia no ha extendido la denuncia al director de la clínica, pero sí ha pedido que testifique.
"Hasta que no tenga constancia legal de algo no puedo confirmarlo", sentencia el abogado.
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