Los trenes de los Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña inauguraron este lunes los 'vagones del silencio', una iniciativa por la que los pasajeros deberán viajar sin hablar en los compartimentos del transporte público. Con ello, pretenden frenar la expansión de la covid-19 a partir de la disminución de los aerosoles, que transmiten el coronavirus a través del aire.
Reducir la interacción social y evitar los contagios de coronavirus son los objetivos que se han marcado los vagones de los ferrocarriles de Tarragona, que graban en sus paredes exteriores letreros indicando que se tratan de "trenes del silencio".
Damià Calvet, conseller de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat, así lo indicó el pasado lunes, cuando advirtió que viajar en silencio no se establecería como una obligación, sino más bien como recomendación para reducir la curva de contagios de coronavirus.
"La recomendación de no hablar no puede ser otra cosa que una recomendación", ha explicado Calvet, que insiste en que no habrá sanciones para aquellas personas que rompan el silencio en los vagones aunque confía en la ciudadanía para que no se incumpla este consejo.
Para una mayor visibilidad, además de su señalización en las puertas de acceso a los vagones, esta iniciativa se anunciará también por megafonía, y podría extenderse a otros transportes públicos y suponer la incorporación de más vagones en caso de lograr la eficacia deseada.
Críticas por la saturación del transporte público
Así lo explicó Calvet el pasado lunes, insistiendo en que el Govern lleva planteando el silencio en el transporte público desde hace semanas y que "sería recomendable que la gente no hablara" para evitar la expansión del coronavirus, además de plantear su expansión a otros vehículos de movilidad pública, como el Metro.
Todo esto se produce en un contexto de críticas y debates por la ocupación al 100% de metros y ferrocarriles en algunas ciudades de España.
Ante esta situación, el conseller ha defendido el uso del transporte público, explicando que se ha aumentado una mayor frecuencia de los trenes, así como la incorporación de nuevos vehículos. E insiste en que el problema no está en el uso de los trenes y ferrocarriles, sino en que la gente entra a trabajar a una misma hora, motivo por el cual se producen las aglomeraciones.
Por ello, Calvet insta a toda la sociedad a continuar con el debate para "alargar" la hora punta más allá de las 9:00 horas, tanto en educación como en función pública.