Un abarrotada Catedral de Sevilla ha recibido el féretro de la Duquesa de Alba pasadas las 12 horas del mediodía en una misa presidida por el cardenal y arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo.
El féretro ha entrado en la catedral a hombros de familiares de la aristócrata, entre ellos algunos de sus nietos, y ha sido depositado en el Altar Jubileo de la Catedral.
A este último acto público de las exequias de Cayetana de Alba han asistido la Infanta Elena, que ha permanecido en un sillón real junto a la familia directa de la Duquesa, el ministro de Defensa Pedro Morenés, el presidente del Senado Pío García Escudero, el Consejero de Justicia de la Junta Emilio de Llera y la delegada del Gobierno Carmen Crespo entre otras autoridades y personalidades, todas de luto riguroso.
El organista de la catedral y su coral polifónica han acompañado la ceremonia con un amplio repertorio fúnebre. Casi cuatro mil personas, entre familiares, allegados a la fallecida y curiosos han asistido al funeral en el interior de la catedral, donde el arzobispo ha definido a Cayetana de Alba como "noble por herencia y noble, muy noble, de corazón. Noble en el servicio a los más necesitados".
Tras la incineración del cuerpo, el santuario de la hermandad de los Gitanos a la que pertenecía la Duquesa acogerá por la tarde una ceremonia en la que la familia depositará parte de las cenizas en una de sus capillas laterales y el resto de las mismas serán depositadas en Madrid en el Panteón de la Casa de Alba.
Cayetana Fitz James-Stuart falleció este jueves en el Palacio de Dueñas tras estar varios días ingresada en la UCI del Hospital Sagrado Corazón aquejada de una insuficiencia respiratoria producida tras una gastroenteritis.