Longevidad
Galicia, modelo de longevidad mundial
Investigadores de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, estudian varias zonas de la comunidad gallega que podrían entrar en la pequeña lista de lugares de excepcional longevidad.
Publicidad
Okinawa, en Japón, es probablemente el lugar más conocido si hablamos de longevidad. Y no es para menos. Por cada 100.000 habitantes, esta isla tiene 68 que superan los 100 años. Con estas cifras, esta localidad encabeza la lista de las llamadas zonas azules, zonas de excepcional longevidad. Junto a ella tan solo 4 lugares más en todo el mundo: Cerdeña (Italia), Ikaria (Grecia), Nicoya (Costa Rica) y la isla caribeña de Martinica (Francia).
Galicia está a un paso de convertirse en la número 6. La Conselleria de Política Social de la Xunta acaba de recibir una carta del profesor Michel Poulain, de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, en la que pide la colaboración de la administración para investigar más en profundidad unos datos ya reveladores.
Covelo, 2.400 habitantes y 12 centenarios
Son varias las zonas a analizar, lugares donde los datos llaman poderosamente la atención, aunque se podría decir que prácticamente toda la comunidad destaca por una nada desdeñable esperanza de vida.
En el ayuntamiento pontevedrés de Covelo, por ejemplo, con 2.400 habitantes, este 2024 cuenta con 12 centenarios. ¿Cuál es el secreto? Se lo hemos preguntado a una de ellas, Joaquina Rodríguez.
Nos recibe con cierto recelo: "¿A qué venís?", pregunta en gallego. Y nos devuelve una sonrisa cuando le explicamos que a hablar con ella y a que nos cuente cómo hacer para seguir sus pasos.
Joaquina trabajó en conserveras, de cocinera y alguna que otra cosa más, pero sobre todo en el campo. Tiene 3 hijas, 3 nietos y 4 bisnietos. Nos cuentan que no le faltaron pretendientes y que a un paso de la centena no ha perdido ni un poquito de su carácter. "Siempre mandó", asegura su hija Rosa.
Trabajo en el campo y poco estrés
A algunos kilómetros de Joaquina, con tan solo 6 días de diferencia, nació Jesusa, en julio de 1924. Pasó toda su vida en el ayuntamiento de Barro, también en Pontevedra, donde nació. Tiene 2 hijos, 3 nietos y 2 bisnietas. Es una mujer trabajadora, fuerte y cariñosa. "Yo en las verbenas bailaba mucho y siempre tenía con quien", no nos extraña en absoluto no hay más que verla.
"Trabajé mucho, mucho, ahora no hago nada, ahora me cuidan", nos cuenta. Qué menos. Aunque lo que necesita se hace con gusto: "La verdad es que está muy bien y es una maravilla", dice su hija Consuelo. El tiempo se le va mirando para las pequeñas de la casa, que no dejan de corretear a su alrededor.
"Son personas que no se han jubilado nunca"
"El trabajo en el campo es una actividad entre intensa y moderada pero pausada, esa puede ser una de las claves", explica José María Faílde, presidente de la Sociedad Gallega de Geriatría y Gerontología. Ellos también colaboran con los estudios del profesor Poulain. "También estamos viendo que influye la falta de estrés, la vida en comunidad, los festejos y celebraciones, elementos muy nuestros".
Sin olvidar otro aspecto que parece que se demuestra que sería fundamental, tener un propósito de vida. "Son personas que en la mayoría de los casos no se han jubilado nunca porque en el campo se seguía trabajando", expone Faílde.
Algo a tener en cuenta incluso cuando las limitaciones físicas impidan continuar con ciertas actividades. "Hay que tener en cuenta lo que quieren las personas mayores", reflexiona Lucía Vidal, presidenta de la Asociación Gallega de Centros de Día. "Ahora se pueden hacer muchas cosas, terapias, actividades, esto es muy positivo para que el envejecimiento sea lo más activo posible".
Y hasta aquí las claves que hemos podido extraer por el momento. Así que ya saben, aunque es posible que Joaquina y Jesusa se guarden todavía algún secreto para ellas, mientras tratamos de averiguarlo, actividad pausada, buena comida y poco estrés. Por ahí podemos ir empezando.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com
Publicidad