Olvidos curiosos

Un gallego pierde el dedo en un accidente laboral y su mujer se lo olvida en un bar

Una camarera descubrió la falange en medio de una servilleta y llamó a la Policía.

El dedo olvidado en un bar

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Si echamos un ojo al cajón de objetos perdidos de cualquier localidad seguro que nos llevamos una buena sorpresa. Pero no tanta como la que se llevó una camarera de una cafetería de Redondela, en Pontevedra, mientras recogía una de sus mesas.

Un dedo, ni más ni menos. Los presentes no daban crédito. El dueño del establecimiento incluso ha comentado en la Televisión de Galicia que al principio "creían que era una uva".

Una falange del dedo pulgar

Pero no. Nada de uvas. Se trataba de una falange, concretamente del dedo pulgar, que unos días antes había perdido un vecino en un accidente laboral. Claro que ellos no lo sabían, todavía no. Enseguida avisaron a la Policía, imaginando, muy posiblemente, cualquier tipo de rocambolesco crimen.

Crimen no había, pero rocambolesca sí que fue la escena. La Policía le tomó las huellas a la falange en cuestión y dio con la identidad del que podríamos llamar "su propietario". Ahí se descubrió todo.

Le tomaron las huellas al dedo perdido

A apenas unos metros de la cafetería donde apareció, se encuentra el domicilio del hombre. Hasta allí se trasladaron los agentes para tratar de esclarecer lo ocurrido. "¿Ha perdido usted un dedo?", fue la pregunta. Tras la sorpresa inicial, las piezas empezaron a encajar.

Después del accidente, el hombre, acompañado de su mujer, fue hasta la nave en la que trabaja y allí le dijeron que todavía guardaban el dedo amputado. A su mujer le resultó curioso y decidió llevárselo a casa: "Lo vamos a enmarcar" dijo, según recoge la televisión autonómica. Siempre, vaya por delante, con un envidiable sentido del humor.

A la mujer se le cayó sin darse cuenta

Pero ni en broma ni en serio. El dedo acabó en el bolsillo de la mujer y, no sabe cómo, posteriormente en el bar al que fueron a desayunar. Cree que debió sacarlo sin darse cuenta de que se le caía. Su sorpresa también fue mayúscula cuando la Policía se presentó en su domicilio ya que, sin tener clara su ubicación, lo hacía "por casa".

Resuelto el misterio, los propios protagonistas esbozan una sonrisa al hablar de lo ocurrido. Sin olvidarnos de lo principal, que el afectado tenga la mejor de las recuperaciones. Y que ese sentido del humor les siga acompañando.

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