Amor
¿Es grave nuestra crisis de pareja? 6 situaciones para valorarlo
Te explicamos situaciones que pueden deteriorar tu relación de pareja.
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Hay varias causas que pueden deteriorar nuestra relación de pareja, pero no todas son igual de graves ni tienen porqué llevarnos a una crisis, incluso alguna puede considerarse una oportunidad para volver a ser una pareja feliz. Veámoslas:
- Enamorarnos de una persona intolerante y rígida. Está demostrado que es la personalidad o fenotipo que más abunda entre las parejas en crisis. Al principio, cuando nos enamoramos, idealizamos al otro y, en vez de verlo como es, inflexible, consideramos que es una persona “con las ideas claras” o con “mucha personalidad” y cuando nos damos cuenta de la realidad ya estamos de lleno en la relación. Es muy difícil convivir con este tipo de personas, ya que todo lo que sea distinto de su criterio será rechazado. Por lo tanto, o se pone en manos de un profesional para que le ayude a cambiar su forma de actuar con los demás, o me temo que el divorcio es la mejor alternativa.
- Que uno de los miembros de la pareja sea adicto a una sustancia como, por ejemplo, el alcohol. Muchas veces, al principio de la relación, ya se detecta el consumo de determinadas sustancias de nuestra pareja. Como siempre decimos, el abuso es lo que nos marca la línea roja. Si no se pone en tratamiento, la separación es, de nuevo, la solución, ya que una persona adicta se centra en eso… en su adicción.
- Enterarnos de que nuestra pareja ha sido infiel. Se considera la infidelidad como la mayor causa de divorcio en nuestro país, pero a veces no es así. Muchas parejas, después de la lógica crisis de convivencia cuando son conscientes del hecho, hablan con sus parejas y perdonan la infidelidad, ya que puede haber sido provocada por múltiples circunstancias, donde incluso el no infiel, por falta de atención y de cariño hacia el otro, se sienta en parte responsable. Lo que está claro es que debe haber una conversación profunda, un perdón y un compromiso firme de futuro para superarla y entonces puede que la pareja se fortalezca.
- Intromisión familiar. Aunque los abuelos, hermanos y resto de familia nos puedan venir bien en un momento determinado en la crianza de nuestros niños, deben mantenerse en su papel y no asumir el papel de los padres ni delegar los padres en ellos la responsabilidad, porque, si no, también puede tender a dirigir y ordenar dentro de nuestra propia casa cómo debemos llevar las cosas de nuestra familia. Por supuesto, también puede venir la crisis de la convivencia cuando no terminamos de romper el cordón con nuestras propias familias y compartimos mucho tiempo con ellas, contando cosas de la pareja y actuando en función de sus opiniones. Realmente, si la persona no sabe formar el núcleo propio de la pareja creando su propio hogar, el divorcio es la solución a este conflicto, pero con esta…y con todas las parejas que esa persona tenga.
- Maltrato físico o psicológico: Esta es una línea roja que en ningún caso se debe permitir ni justificar. La solución es la separación de la pareja y pedir ayuda profesional por parte del maltratado para superarlo y no volver a caer en la misma situación.
- Circunstancias puntuales: la pérdida de trabajo, hijos adolescentes, una enfermedad …, si la pareja se quiere y respeta, éstos son momentos que sí se saben llevar, a pesar de las tensiones, pueden unir a la pareja, excepto la pérdida de un hijo. En este último caso el dolor es tan grande que se tiende a echar la culpa al otro provocando una separación cuando, paradójicamente, más necesitamos al otro.
Como consejo final, queridos lectores, os diría que si vemos que nuestra convivencia es mala, no esperemos a que por sí sola se arregle, pongámonos en manos de profesionales, para que nos ayuden. Y, si no tiene arreglo, no mantengamos una relación insatisfactoria. Hay que buscar la excelencia en nuestra relación de pareja, siempre.
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Alicia López Losantos es psicóloga y socióloga
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