Diez de la mañana en el aeropuerto de Madrid-Barajas. Acaba de aterrizar el avión procedente de Sao Paulo, un vuelo "caliente" para la Guardia Civil en lo que se refiere al tráfico de drogas.
Muchos pasajeros son retenidos en aduanas para revisar sus maletas. Un agente observa algo extraño en este varón de mediana edad. Le cachea y percibe una faja en los pantalones.
Las sospechas se han confirmado y de inmediato es trasladado a las dependencias de la Guardia Civil. El presunto traficante está nervioso y afligido, pero a los pocos minutos confiesa que lleva droga en sus pantalones.
La ropa ancha le ha permitido adosar al cuerpo unas planchas con cocaína que iban pegadas a unos culots. El presunto traficante tenía el objetivo de volar a Sevilla, posible destino de la droga.
Se extraen en total cuatro planchas de similares carcaterísticas. Les preguntamos a los agentes si esta técnica es común, "la utilización de ropa ancha facilita su transporte pegado al cuerpo", confiesa un miembro de la Guardia Civil.
Se coge una pequeña muestra del interior para verificar que es droga y si adquiere una tonalidad azul al mezclara con un compuesto, es droga. La prueba nos ha dado la respuesta, ha dado positivo en el control de cocaína.
El próximo paso de la Guardia Civil es pesar la sustancia. Los tres kilos de sustancias ilegales que transportaba el "mulo" en su cuerpo pueden costarle hasta nueve años de cárcel. A pesar de las duras penas, en lo que va de año se han incautado 1400 kilos de cocaína.
