El ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha confirmado que los buzos de la Armada han localizado dentro de la cabina del aparato los cadáveres de los tres tripulantes del helicóptero del Ejército del Aire que cayó en el Atlántico hace una semana. A bordo de este Superpuma del Servicio Búsqueda y Rescate (SAR) del Ejército del Aire volaban el capitán José Morales Rodríguez; el teniente Saúl Lopez Quesada y el sargento Jhonander Ojeda Alemán.
Morenés ya ha transmitido la noticia a las tres familias, al Rey y al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El ministro ha subrayado que las condiciones del mar en esa zona, situada a 74 kilómetros del Sahara Occidental, son "malísimas", por lo que se intentará acceder a la cabina del helicóptero cuando existan garantías de recuperar los cuerpos. Una vez que los cadáveres se encuentren a bordo del buque de acción marítima Rayo, que coordina las operaciones sobre el terreno, serán trasladados al puerto de Las Palmas.
Los cuerpos de los tres militares se hundieron con el aparato cuando este cayó al Atlántico, según han confirmado los buzos de la Armada, al cumplirse una semana del accidente. Los cadáveres de los tres militares, a los que se daba por desaparecidos, puesto que se habían recibido informes contradictorios que no permitían descartar que hubieran sobrevivido, han aparecido apenas 24 horas después de que los cazaminas de la Armada localizaran con sus equipos de sonar el lugar en el que se encontraba la cabina.
Las condiciones del mar no han permitido izar a la superficie el aparato, pero los submarinistas han seguido trabajando durante todo el día en la zona, intentando conseguir cualquier prueba que aclarara qué le había pasado al helicóptero y a su tripulación. Los trabajos se retomarán en las próximas horas, pero Defensa ya ha dado instrucciones para que a partir de ahora prime en ellos la seguridad. Morenés ha explicado que, en estos momentos, la prioridad es recuperar los cuerpos con todas las garantías y no exponer a ningún riesgo a los efectivos que desde hace una semana trabajan en esa zona del océano, situada a más de 500 kilómetros al sur de Gran Canaria.
El hallazgo de los cadáveres pone fin a parte de las incógnitas que había abierto este suceso, ocurrido a 74 kilómetros de la costa del Sahara Occidental, en un punto del Atlántico que queda fuera de la cobertura de radio y radar desde las Islas Canarias. El helicóptero cayó al mar sobre las 15.05 horas del jueves 22 de octubre, cuando regresaba a la base de Gando, tras haber participado en unos ejercicios en Senegal y haber hecho escala en Mauritania.
A lo largo de esa tarde, el Ministerio de Defensa recibió informes contradictorios de fuentes propias (un F-18 español) y externas (las Fuerzas Armadas marroquíes y un pesquero holandés) que aseguraban que el aparato estaba flotando en el mar e, incluso, que sus tripulantes habían desplegado los mecanismos de localización en emergencias (bengalas y el colorante que genera una mancha en el mar para facilitar la visibilidad del aparato desde el aire). Incluso, esa noche se dio por rescatados a los militares, a partir de una información no contrastada de la Gendarmería Marroquí por la que la embajada de ese país pidió disculpas al día siguiente.
En los siete días transcurridos, la incertidumbre y los informes que ahora han quedado desmentidos -un pesquero holandés que se acercó al helicóptero cuando aún flotaba afirmaba que no se veía a nadie dentro- han llevado a los familiares a plantearse todo tipo de hipótesis, incluso la de que habían sido secuestrados, como reconoció abiertamente el padre del sargento Ojeda Alemán. Este joven militar de Telde (Gran Canaria) había sido el único superviviente del accidente que sufrió otro helicóptero del SAR en marzo de 2014, cuando él y sus cuatro compañeros se estrellaron contra el mar entre Fuerteventura y Gran Canaria con otro Superpuma. El pasado 22 de octubre cumplía 27 años.
Éste es el segundo accidente de este tipo que sufren los helicópteros del SAR de la base de Gando en poco más de un año. En marzo de 2014, otro Superpuma se precipitó al Atlántico entre Gran Canaria y Fuerteventura cuando participaba en unas maniobras nocturnas con un buque de la Armada. Fallecieron cuatro tripulantes y sobrevivió el quinto: el sargento mecánico Ojeda Alemán, uno de los desaparecidos a los que se busca en este nuevo siniestro.