Publicidad
SE HACE VIRAL
El hilo de Twitter de una joven que relata el miedo que pasó al volver sola hasta su coche en Barcelona
A pesar de no haber sufrido ninguna lesión física, la joven lamenta que las chicas tengan que pasar miedo cuando caminan solas por la noche.
El aumento de agresiones sexuales a mujeres en los últimos tiempos ha generado temor entre aquellas chicas que tienen que caminar solas por la noche.
Es el caso de una joven tuitera, que ha relatado a través de la red social el miedo que pasó cuando se dirigía a su coche una noche tras salir con varios amigos a las fiestas de Gracia, en Barcelona.
La joven, llamada Andrea (@andreafgelabert) explica que siempre que va a Barcelona deja su coche en la zona universitaria para después coger el transporte público. A modo de contexualización, cuenta que ese día iba vestida con "unos pantalones cortos, una camiseta de tirantes, unas zapatillas y una mochila".
Mientras estaba de fiesta junto a unos amigos varios chicos la agarraron por la cintura para preguntarle cosas como la hora, algo a lo que no le dio mucha importancia. Sin embargo, el problema llegó cuando tenía que volver a casa a las 3.30 horas de la madrugada. El coche estaba a cuatro kilómetros de distancia, lo que según su móvil era alrededor de una hora caminando.
Al inicio de la ruta, varios chicos llamaron su atención preguntándole qué hacía sola. "Me he podido sacar de encima fácilmente pues las calles estaban repletas de gente", explica la joven, que al darse cuenta de la situación decidió sacar el móvil y pedir a unos amigos que hablaran con ella a través de Whatsapp porque no se sentía muy segura.
Durante el trayecto y a pesar de que algunos chicos le habían gritado cosas que ella había ignorado, decidió hacer caso a unos jóvenes que le pidieron una fotografía. "No sé si seré imbécil pero me he parado a hacerles la foto", continúa la joven, que cuenta que el grupo de chicos se ofreció a acompañarla hasta el coche.
Al ver a una persona del servicio de limpieza, la joven aprovechó para escabullirse de los chicos y logró coger un autobús nocturno "para hacer el resto de trayecto hasta donde tenía aparcado el coche".
Fuera del autobús, hasta tres coches se pararon para ofrecerle dinero a cambio de llevarla donde quisieran.
Una vez que llegó a su coche, la joven cerró rápidamente los seguros y comenzó a llorar de impotencia a pesar de que no sufrió ningún daño físico.
"¿Quién ha dado derecho a todos esos hombres a pararme y hacer todo lo que han hecho? Porque yo no tengo que sentir miedo volviendo a casa sola", lamenta la joven, que no duda en agradecer al conductor del autobús en el que montó por esperarla al verla corriendo.
Publicidad