Canarias
La historia detrás de los ancianos a los que sus familias no recogen del hospital en La Palma: "Queremos que tengan una vida digna"
Estas familias denuncian que necesitan que sus familiares sean atendidos en centros sociosanitarios pero no hay personal para tratarles. En el caso de La Palma, en uno de estos recintos hay 15 camas libres y en el otro se cerrarán dos plantas.
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"Es muy difícil vivirlo. Si le pasa algo, si no quiere comer, si se pone débil... no sabes qué hacer", así explica Maribel la situación que vivía en casa con su suegro. Después de seis meses ingresado tras un cáncer de colon le dieron el alta. “Una de las veces lo llevamos a casa y le dio una crisis y tuvimos que llamar a la ambulancia. Ahí fue cuando decidimos que lo dejaríamos en el hospital hasta que nos dieran una solución”. En su caso la solución llegó, aunque cinco meses después. Ahora el suegro de Maribel recibe atención y tratamiento en uno de los dos centros con plazas sociosanitarias de la isla de La Palma.
Sin embargo, no todos corren la misma suerte. La falta de plazas sociosanitarias obliga a muchas familias a tomar la misma decisión que Maribel. En la actualidad, alrededor de una treintena de mayores esperan en el Hospital General de La Palma por una plaza sociosanitaria, a pesar de haber recibido el alta. Desde la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias aseguran que no es un problema exclusivo de La Palma, lo mismo ocurre en otros centros de las islas y de todo el país. Se calcula que en Canarias habría unos 280 mayores en la misma situación.
La denuncia de las familias
La isla de La Palma cuenta con dos centros sociosanitarios. En uno hay 15 camas libres que no se cubren porque no hay personal que los atienda. En el otro cerrarán dos plantas, con lo que la situación empeorará. Nos lo cuenta Margarita Pérez, portavoz de los trabajadores de los dos centros sociosanitarios. Pérez está convencida de que si esas plazas se utilizaran, todo mejoraría. En estos momentos, la situación en el centro hospitalario de la isla Bonita es delicado. Lo reconocen desde la gerencia. “Esta situación está generando problemas a la hora de organizar los nuevos ingresos hospitalarios que tenemos cada día”, explica Mercedes Coello, “y supone además un problema para dar salida a la lista de espera quirúrgica”.
En La Palma, con una población de por sí muy envejecida, la situación se ha agravado aún más después del volcán. “No los abandonamos”, se empeña en justificarse Maribel, “tienes que hacerlo por su bien, porque no puedes atenderlos en las mejores condiciones”. Al igual que contaba lo que le ocurrió con su suegro, la historia se repite con su suegra. Con ella también acudieron a Servicios Sociales. La respuesta de la administración fue tajante: para obtener una plaza tenía que morirse alguien que la tuviera y le explicaron que la lista era muy larga. La suegra de Maribel era una persona corpulenta y con alzhéimer, encamada y cayó en depresión.
“No todo el mundo está preparado para atender a pacientes en esta situación, tienen patologías agudas o necesitan atención especializada”, explica José Luis Gutiérrez, portavoz de los trabajadores del IASS (Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria) dependiente del Cabildo de Tenerife. “Llevamos años denunciando que no se crean plazas y que la demanda va en aumento”, se lamenta Gutiérrez.
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Según la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, en las islas faltan al menos 8.000 plazas en residencias de mayores. Una cifra alejada aún del propósito del Gobierno de Canarias y la Federación Canaria de Islas (Fecai), donde están representados los siete cabildos, de crear 5.466 nuevas plazas para mayores -dentro del marco del segundo Plan de Infraestructuras Sociosanitarias-. Han pasado cinco años de la firma del plan y el plazo para su ejecución se sigue prorrogando.
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