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a través de Escrapalia
Las históricas cafeterías Nebraska subastan todo su mobiliario y enseres tras su cierre
Los pujadores podrán adquirir enseres curiosos, como los clásicos sillones de escay de estas cafeterías, las máquinas de perritos calientes o las vajillas con el logotipo de Nebraska. Mediante subasta online, la compañía liquidará todos los activos y enseres de los cuatro establecimientos.
Las históricas cafeterías Nebraska subastarán todos sus activos y enseres tras su cierre, según ha informado Surus Inversa. Los sillones de escay, los perritos calientes y las tortitas son algunas de las señas de identidad de unas cafeterías que cerraron sus puertas el pasado mes de enero. Corpfin Capital Real Estate, firma dedicada a la inversión y gestión inmobiliaria, ha comprado los cuatro establecimientos que permanecían abiertos en el centro de Madrid.
Asimismo, esta gestora de capital de riesgo inmobiliario ha contratado a Surus Inversa para liquidar, mediante subasta online, todos los activos y enseres de los cuatro establecimientos. Surus Inversa realiza las subastas online a través de Escrapalia, su portal de subastas industriales de referencia en España por volumen de transacciones. Los nostálgicos de estas cafeterías todavía tienen oportunidad de pujar en las subastas de los locales de las calles Alcalá, Bravo Murillo y Goya.
Los activos están agrupados en lotes de mobiliario, cocinas, expositores y equipos electrónicos, entre otros. Los pujadores podrán adquirir enseres curiosos, como los clásicos sillones de escay de estas cafeterías, las máquinas de perritos calientes o las vajillas con el logotipo de Nebraska.
Durante el mes de marzo ya se han realizado las subastas relativas a los activos de la cafetería Nebraska ubicada en la calle Gran Vía, una de las más emblemáticas. Los activos de esta cafetería, agrupados en tan solo 12 lotes, han despertado el interés de 78 pujadores distintos que realizaron más de 600 pujas.
Las cafeterías Nebraska combinaron durante años los desayunos tradicionales con platos típicos norteamericanos, todo ello con una estética que fue rompedora cuando se inauguró su primer local en el año 1955. Su establecimiento de Gran Vía era parada frecuente de quienes iban al cine en esta popular calle de Madrid.
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