Temporeros
Ibrahima desapareció hace 4 años, ahora se ha detenido a una persona: "Hay muchos empleadores que los tratan como a ganado"
La Guardia Civil ha detenido a un empresario y a su esposa para los que trabajaba el temporero desaparecido hace 4 años en Jaén.

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Ibrahima Diouf se esfumó casi por arte de magia. Nadie supo ni sabe nada, nadie vio ni quiso ver nada. Se han cumplido ya 4 años desde que este joven senegalés de 33 años desapareció en Villacarrillo (Jaén), donde trabajaba como temporero en la recogida de aceituna. Su nombre, como su historia, pasa desapercibida en una realidad en la que parece haberse retrocedido siglos de progreso.
La UCO mantiene su caso abierto, de hecho, esta semana se arrestó en la provincia de Jaén primero a un hombre de nacionalidad española como presunto responsable de su desaparición forzosa y un día después también a su esposa. Desde la Newsletter hablamos con prensa de la Guardia Civil que prefirió no hacer declaraciones debido a que hay secreto sobre la operación. El arrestado no es un empresario cualquiera, sobre su espalda planea también la sombra de otra desaparición, siete años antes, de Tidiany Coulibaly, otro temporero a su cargo.
"Sin ellos, no habría aceitunas, sin ellos no habría aceite. ¿Quién nos va a recoger el campo?"
Tidiany Coulibaly tenía 22 años cuando desapareció. Se le perdió el rastro después de que él y otros trabajadores de su cuadrilla mantuvieran una discusión con el referido empresario agrícola al que manifestaron sus quejas por las condiciones de trabajo en la recolección. En 2016 el hoy de nuevo detenido fue absuelto por el delito de desaparición forzosa aunque la Audiencia de Jaén sí lo condenó a un año de cárcel y multa de 4.200 euros por un delito contra los trabajadores, que "eran explotados", y a otro año y medio de prisión por un delito contra la Administración de Justicia junto a otra multa de 6.000 euros. Además, por una falta de defraudación de fluido eléctrico, se le condenó al pago de otra multa por valor de 1.200 euros.
Ibrahima y Tidiany tienen nombre propio, sin embargo, y por duro que resulte, su historia forma parte de una realidad tremenda que no es excepcional. En 2016, tres hombres, dos senegaleses y un maliense, que trabajaban en la recogida de la aceituna en una pedanía de Rus, murieron calcinados en un incendio en una cochera, propiedad del empresario que los había contratado. Jaén Acoge y la Federación Andalucía Acoge denunciaron entonces que algunas viviendas de estos trabajadores "no reúnen condiciones dignas para vivir".
Con la reciente detención de este empresario, el debate de las condiciones que soportan los temporeros que vienen a trabajar a nuestro país vuelve a ponerse sobre la mesa. Desde la Newsletter hemos hablado con Antonio Hipólito, director de la ONG Jaén Acoge.
En 2023, un informe de la ONG británica Ethical Consumer denunció que explotaciones hortofrutícolas españolas vulneraban sistemáticamente 8 de los 9 derechos fundamentales de los trabajadores y hablaban tanto de negación de salarios legales, como de trabajo forzoso, de agresiones sexuales o intimidación.
Aunque desde entonces las cosas habrían mejorado, no parece que lo hayan hecho en la medida suficiente. "Hay muchos empleadores que los tratan como a ganado. Los sacan a trabajar cuando hay luz y cuando no hay luz los meten en las cocheras, que aquí se llaman naves, que han hecho un piso en la planta de arriba y ahí los tienen en unas condiciones que son dignas de estudio" reprocha Antonio Hipólito que también reconoce que hay otros "que les dan condiciones dignas".
"Aparte de todo eso, en la mochila le echas otra piedra más que es el miedo de que te puedas morir y encima nadie, ni nada sepa nada"
A los empresarios "no se les exige nada" y Antonio nos recuerda que la mayoría de estas personas son personas "muy jóvenes e ingenuas que ya han caído en la mafia de la patera, para caer en otra mafia donde se establecen equipos de trabajo con documentación falsa, sin regularizar la situación, ni dados de alta en la Seguridad Social, ni les pagan lo que vale una jornada en el día... Aparte de todo eso, en la mochila le echas otra piedra más que es el miedo de que te puedas morir y encima nadie, ni nada sepa nada", lamenta Hipólito.
Las situaciones que se conocen, las condiciones que soportan, son en muchas ocasiones propias de otra época. "Esto parece el S. XIX y si preguntas a gente de Huelva en la fresa, yo creo que es prácticamente lo mismo. La Subdelegación del Gobierno sí que es cierto que ha puesto a la Guardia Civil, a la inspección de Trabajo, que las multas casi ascienden a 6.000 euros por persona que tengas ilegal trabajando, si te pillan en el 'tajo' trabajando" pero también es una realidad que "no sabemos cuántos agentes hay destinados. Piensa que en esa época en Jaén rara es la familia que no está recogiendo aceituna, es decir, que por muchos inspectores que lleven es muy difícil controlar esta situación".
Las cuadrillas de temporeros pueden estar formadas de veteranos o de mano de obra nueva. La ONG de Antonio los atiende desde el minuto cero. "Nosotros hemos establecido, este año por primera vez, 5 puntos de atención en las estaciones de autobuses que son por donde suelen llegar. Les atienden mediadores culturales en diferentes idiomas y les informa de los recursos que hay en la provincia, tanto de albergues, como de comedores, de ayudas para el viaje, información sobre otras campañas que hay en Andalucía..."
Cuando se llega a la primera campaña, "hay un mes largo de situación, de gente sin hogar, de gente que vive en la calle" y es que, según nos explica Antonio: "Una de nuestras reivindicaciones históricas es que los albergues se abren muy tarde, piensa que el aceite de primera cosecha se recoge a finales de septiembre y principios de octubre y, los albergues, se abrieron este año el 25 de noviembre".
Estos albergues tienen un máximo de noches en las que se puede pernoctar, en el caso de Jaén, son 4 noches-5 días. "Lo que hacen es como una ruta. Te van dando un ticket y te van mandando a albergues de otros pueblos, pero no creo yo que esa sea la solución para una campaña que es larga, dura y en una época del año que hace muchísimo frío".
Entre sus reivindicaciones hay una serie de puntos clave: "Primero fomentar la contratación en origen, la formalización de los contratos, un seguimiento exhaustivo por parte de los formadores y de los gestores de que esa persona se corresponde con la documentación y le corresponde a la Junta de Andalucía obligar a los empleadores a abrir y establecer residencias para estas personas que vienen a trabajar" porque recuerda Antonio: "Sin ellos, no habría aceitunas, sin ellos no habría aceite. ¿Quién nos va a recoger el campo?", por todo ello hay que seguir trabajando para "no tratarlos como mercancía. En muchos casos se nos está olvidando que son personas".
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