Vacunas
La investigación judicial concluye que una enfermera de Santurtzi dejó sin vacunar a 404 menores
Las denuncias de varias familias destaparon los hechos tras detectar algunos padres que la enfermera pinchaba a los pequeños sin llegar a inocular la vacuna.
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El auto judicial elaborado por el Juzgado de Barakaldo señala que la enfermera pediátrica simuló la vacunación de 404 menores. Por ello la jueza propone enjuiciarla por los delitos de daños y falsedad documental. Además, la acusación particular estudia acusarla por daños morales y plantea la responsabilidad civil subsidiaria del Gobierno Vasco.
Prácticamente todos los niños a los que atendió la sanitaria en el ambulatorio de Kabieces, desde febrero de 2021 hasta septiembre de 2022, no recibieron ninguno de los preparados inyectables que tenían programados. Vacunas como las tres dosis de la hexavalente, una contra seis virus y bacterias, la triple vírica o la del meningococo.
Fueron varias familias las que sospecharon que algo extraño estaba ocurriendo cuando detectaron que la enfermera realmente no llegaba a inyectar las vacunas a sus hijos. Los hechos fueron denunciados en octubre de 2022 por 42 familias. Los padres reclamaron la inhabilitación de la sanitaria y su expulsión de Osakidetza. Algo que no llegó a suceder. Las familias le acusan de falsificación documental, malversación de caudales y de un delito contra la salud pública. La mujer pinchaba a los niños, pero sin llegar a inocular los preparados apuntando posteriormente las supuestas vacunas recibidas en sus correspondientes cartillas de vacunación.
En varias entrevistas, la enfermera ha defendido abiertamente que las vacunas no son necesarias. Apostando por una alimentación y tratamientos naturales.
El valor de las vacunas no administradas y desperdiciadas, según el auto, alcanza los 26.763,99 euros. Posteriormente, Osakidetza tuvo que reiniciar el proceso de vacunación de los pequeños lo que supuso un gasto extra de 5.382,46 euros.
En mayo de 2024 la Seguridad Social decidió anular la baja por estrés de la enfermera al considerar que presentaba un comportamiento menos deliroide. Algo que provocó la indignación de las familias afectadas que a través de un comunicado expresaron que su regreso al ambulatorio de Santurtzi supondría un riesgo para la salud pública.
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