Canarias
La ironía de la calle Felicidad en Las Palmas de Gran Canaria: vecinos 'atrapados' por más de 500 escalones
"Yo estoy jubilado y me tengo que ir de aquí porque cualquier día no puedo ya subir y bajar las escaleras porque ya soy mayor", dice un vecino.
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Inocencia va a cumplir 94 años y lleva ya casi 9 meses sin poder salir de su casa. Tiene problemas de rodilla y cadera y su casa está separada de la calle más cercana por más de 200 escalones y una gran pendiente: "Es imposible bajar, te puedes ir para atrás y caerte". Es el problema que sufren los vecinos de la calle Felicidad, en Las Palmas de Gran Canaria.
Una carretera pasa por la parte de abajo, otra por la de arriba, y de un extremo al otro hay más de 500 escalones: "A veces nos ponemos a contarlos, pero perdemos la cuenta. Yo he contado seguro más de 500", afirma la hija de Inocencia, que ha ido a llevarle la compra junto a su nieta. Mientras habla con nosotros, ayuda a Inocencia a levantarse y la mujer se apoya en su muleta mirando al horizonte: "Yo me asomo para que me de un poquito el aire y otra vez para adentro".
En la misma calle viven varias personas mayores y otras que sufren problemas de espalda o de rodilla y se ven totalmente atrapadas en sus casas. Un vecino que prefiere preservar la intimidad nos cuenta que desde 2019 prácticamente no sale a la calle porque sufre problemas de espalda y le cuesta mucho bajar: "Salgo lo justo y necesario porque hay que comer".
"El supermercado se niega a traerme la compra"
Además, cada vez que un vecino tiene que ir al médico, lo tienen que bajar en vilo entre varias personas o pedir un refuerzo de sanitarios para ayudarlos a bajar por las escaleras. A todo esto se añade otro problema para los vecinos, los supermercados ya no quieren llevar la compra hasta allí: "El supermercado no me trae la compra, se niegan, tienen que ir mis hijas y traerme las cosas", nos cuenta Inocencia.
Cirilo, otro vecino, baja con una bolsa de la compra. Lleva ya más de 200 peldaños para llegar a su casa: "Yo estoy jubilado y me tengo que ir de aquí porque cualquier día no puedo ya subir y bajar las escaleras porque ya soy mayor", nos dice. Además, recuerda un momento complicado de su vida cuando sufrió un percance de salud: "Aquí si hay alguien enfermo es muy difícil que nos saquen. Yo me rompí las piernas y me tuvieron que sacar entre varios vecinos y estuve los 40 días sin salir de mi casa nada más que para ir al médico".
Su mujer se asoma a la puerta de la casa y nos cuenta que sale a la calle lo mínimo, lo justo y necesario y que ya no recibe visitas ni siquiera de sus nietos: "Mis hijos ya no vienen a verme porque para venir con los niños pequeños, el carro... Les cuesta. Y nosotros salimos lo mínimo".
Ambos recuerdan el proyecto que se llevó a cabo hace años para construir una carretera que los conectaría con el resto del barrio, pero explican que eso ya quedó en el olvido: "Nosotros ya nos hemos rendido, llevamos mucho tiempo luchando, más de 40 años".
"Estamos sufriendo"
Esta es la paradoja de la calle Felicidad, situada en el barrio de La Matula, en la capital grancanaria. "Yo creo que los años que me queda me gustaría disfrutarlos bien. Las autoridades no nos ayudan y estamos sufriendo", se lamenta Inocencia.
Además, la antigua barandilla que recorre los más de 130 metros de escalera está visiblemente deteriorada y oxidada: "Imagínate cuando tenemos que agarrarnos aquí, tiembla todo", explica señalando la baranda.
El Ayuntamiento proyectó una carretera que permitiera el acceso por la parte superior, hace ya quince años, pero nunca salió adelante porque tenía que atravesar suelo rústico. También se habló de una escalera mecánica, pero fracasó por falta de espacio para la infraestructura. Mientras tanto, el irónico cartel de la calle Felicidad preside la escalera de la infelicidad.
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