Asesinos en serie
Jack el Destripador, el Payaso, el Mataviejas... los diez asesinos en serie más sanguinarios
La crónica negra internacional y nacional está formada por terroríficos asesinos en serie entre los que destacan Jack el Destripador, Charles Manson o el Payaso Asesino.
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"Ninguna bestia es tan salvaje como el hombre cuando tiene el poder para expresar su ira", dice Hannibal Lecter. No es lo más ético, pero lo cierto es que el ser humano siente una extraña curiosidad, incluso cierta fascinación por las mentes criminales.
A lo largo de la historia, son varios los nombres que han ido dando forma al ranking de asesinos en serie más terroríficos. Tanto en el panorama internacional como en el nacional hay nombres grabados a sangre que, volviendo a citar a Lecter reflejan que "las emociones positivas son un regalo de nuestros ancestros, los animales, la crueldad es un regalo de nuestra propia humanidad".
Entre el miedo y el placer hay una delgada línea. Cuando sentimos miedo nuestro cerebro libera adrenalina, pero cuando advertimos que ese peligro se puede controlar se activa la dopamina.
La noche de Halloween libera para muchos sus pasiones más ocultas. La sangre, el sadismo y lo macabro tienen un público que en otro contexto que no sea el cine resulta difícil de comprender, pero esta extraña atracción por los villanos de la historia, no se acota solo a una noche ni mucho menos a los fans que una tragedia llevada al cine pueda despertar es un comportamiento que los expertos de psicología conocen como hibristofilia.
A continuación, diseñamos el mapa de los asesinos en serie que han hecho contener la respiración a países enteros.
Jack, el Destripador
Más de 130 años han pasado y su nombre sigue encabezando esta sangrienta lista. Jack, el Destripador, sigue siendo hoy en día un misterioso asesino en serie del que nunca se ha desvelado la identidad. Para descubrirlo se llegaron a investigar a más de 300 sospechosos.
Sus crímenes los cometió en un barrio de Londres, White Chapel. Su primera víctima fue Mary Ann Nichols, de 43 años. Después de abandonar a su marido y a sus 5 años, acabó sola y sin recursos dedicándose a la prostitución para poder pagar una habitación y su adicción al alcohol. Su cuerpo lo encontraron dos hombres junto a un portal. Mostraba un corte tan profundo en la garganta que su cabeza casi estaba separada del cuerpo.
En el Londres de finales del siglo XIX, la aristocracia vivía rodeada de lujos, mientras las clases desfavorecidas vivían hacinadas en una ciudad donde el trabajo bien remunerado era escaso y la prostitución estaba muy extendida.
A Jack el Destripador se le atribuyen al menos 5 asesinatos. El Destripador no solo mataba, se recreaba con sus crímenes, todos cometidos cuando los bares cerraban sus puertas. Las víctimas eran de clase baja y vivían lejos las unas de las otras, pero todas encontraron el mismo final: un corte de un lado a otro de la garganta. Después las abría por la zona del abdomen y, a la mayoría, les extirpaba los órganos.
Su obsesión por las vísceras llegó al punto de que las autoridades en toda su investigación llegaron a recibir al menos tres cartas del asesino. En una de ellas había un regalo escondido, medio riñón. "Le envío medio riñón que tomé de una mujer. Lo he conservado para usted. La otra mitad la freí y me la comí. Estaba muy bueno. Si espera un poco más, quizá le envíe el cuchillo ensangrentado con el que lo saqué. Firmado: Atrápeme si puede". Se leía en dicha misiva, cuyo autor escribió de su puño y letra : "Desde el infierno".
Charles Manson
7 macabras matanzas en dos días llevan la firma de Charles Manson. Al parecer, no manchó sus manos de sangre en ninguno de estos crímenes, pero sí los ordenó ejecutar. Fue condenado como autor intelectual a muerte que finalmente se le conmutó por cadena perpetua.
La pesadilla comenzó en la noche del 8 de agosto de 1969. La secta que él mismo fundó, 'La familia Manson' se presentó en la casa en la que vivía Roman Polanski con su esposa Sharon Tate y la asesinaron cuando estaba embarazada de 8 meses. Cuatro personas más murieron en ese mismo ataque. Horas más tarde, los fieles de Manson repetirían la escena en la vivienda del matrimonio de LaBianca. Un festival de muertes que se cobró en dos días a 7 víctimas.
Charles Manson murió con 83 años y se llevó con él a la tumba la explicación de por qué hizo lo que hizo. Algunas de las hipótesis que se barajaron fueron que quería iniciar una guerra racial en EE. UU.. Se dice que en el asesinato de Tate pidió a sus fieles que dejasen pruebas incriminando a los 'Panteras Negras', un grupo de activistas por los derechos de afroestadounidenses. Otras vías han apuntado a un tema de tráfico de drogas.
John Wayne Gacy
El Payaso Asesino. El apodo de nuestro protagonista se debe a que su profesión era animador de fiestas infantiles disfrazado de payaso. Una imagen divertida que nada tiene que ver con su historial delictivo. Secuestró, violó y mató a 33 hombres jóvenes de entre 14 y 21 años. 27 de estos cadáveres se enterraron debajo de su casa, mientras que otros 3 los arrojó a un río. John Wayne Gacy fue ejecutado por inyección letal en 1994. Aunque no tuvo reparos en confesar sus crímenes e incluso en entregar un mapa con la localización de los cadáveres, todavía hay 5 víctimas sin identificar.
Jeffrey Dahmer
Jeffrey Dahmer tiene un nombre propio en la historia de los asesinos más macabros. Era necrófilo y caníbal. Sus víctimas fueron mayoritariamente hombres homosexuales de minorías étnicas. Se estrenó en los asesinatos con la mayoría de edad matando a un autoestopista. En ese momento, Dahmer tenía problemas con la bebida y, sin saber lo ocurrido, su padre lo envió a hacer el servicio militar. Su segundo crimen no fue planificado. Después sesgó la vida de tres personas más en la residencia de su abuela y a las otras 12 personas las mató en su apartamento.
Su última víctima logró escapar y, a raíz de su testimonio, la policía se presentó en el apartamento de este asesino. Descubrieron varias fotografías de cadáveres e incluso restos humanos. Fue detenido, se le sentenció a 16 cadenas perpetuas consecutivas en una prisión convencional.
José Antonio Rodríguez Vega
Miramos ahora en la crónica negra española para identificar a los asesinos más sangrientos de nuestras fronteras. La primera parada nos lleva a Santander en la década de los 80. José Antonio Rodríguez Vega pasó a ser conocido por el apodo del 'Mataviejas' después de violar y asesinar a 16 mujeres de edades comprendidas entre los 61 y los 93 años.
El 'Mataviejas' ha sido considerado uno de los asesinos más despiadados de nuestro país ya no solo por su forma de matar, sino por el "museo de los horrores" que construyó en el que guardaba los "trofeos fetiches" de sus víctimas. En el juicio justificó su saña declarando que "cuando recordaba a mi madre y a mi suegra me entraba una especie de excitación, de vergüenza inconsciente, de agresividad, pensando en lo que me habían hecho. Tenía un temblor y escalofríos y me sentía llevado".
Siempre fue un hombre sin escrúpulos. Con 17 años ya maltrataba a su madre y llegó a tirar a su padre, en silla de ruedas, por las escaleras. Fue detenido y condenado como el 'violador de la Vespa'. Lejos de la aparente reinserción cuando salió de prisión, forjó su leyenda como el 'Mataviejas'.
Francisco García Escalero
Entre 1987 y 1994 el pánico se extendió por las calles de Madrid. El 'Matamendigos' asesinó a 11 indigentes obedeciendo "a las voces que le obligaban a hacerlo". García Escalero pasó el final de sus días en un centro psiquiátrico penitenciario.
Alfredo Galán
Propio de guion cinematográfico, 'el asesino del naipe' asesinó a 6 personas entre enero y marzo de 2003. A todos los mató con un tiro en la nuca y en la escena del crimen siempre dejaba una carta, de ahí su apodo. Escogía a sus víctimas al azar y se entregó él mismo a las autoridades.
Joan Vila
Más conocido como 'El celador de Olot'. Se formó como auxiliar de enfermería y en la fundación en la que trabajaba mató a 11 ancianos. Fobias, angustias y un trastorno obsesivo definieron su personalidad. Los mató con cócteles explosivos a base de lejía y otros productos caústicos, además de proporcionarles barbitúricos e insulina. En el juicio se defendió asegurando que quería quitarles el dolor "para siempre".
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