Valencia

Un joven autista con brotes violentos vive encerrado desde hace 4 años: sus padres están desesperados

Sus padres tienen que darle la medicación a través de la ventana porque cuando sufre brotes violentos no pueden con él.

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Carmen y Paco residen en Manises (Valencia) con su hijo Pedro. El joven de 31 años tiene autismo, un 77% de discapacidad y un grado de dependencia reconocido. Desde este verano Pedro vive en una habitación. No sale de allí porque sus padres no pueden controlar su agresividad.

Hasta 2019 estuvo asistiendo a un centro de día. Allí realizaba campamentos, viajes, compartía su tiempo con otros compañeros y era atendido por profesionales. Sin embargo, con el paso del tiempo su estado empeoró.

Cada vez era más agresivo hasta que él mismo decidió no regresar al centro. Después de aquello estuvo un mes ingresado en una clínica privada, donde volvieron a regular su medicación. No sirvió de mucho porque tal y como explican sus padres volvió a no querer salir de casa y sufrió nuevos brotes de agresividad. "Empezamos poniendo cerraduras en las ventanas porque tiró una mesa", relata Paco.

Cuatro años encerrado

Ahora ha dejado de hablar y vive en una habitación sin muebles, tan solo con un lavabo portátil y un colchón, porque rompe todo lo que encuentra a su alcance. Carmen y Paco le dan la medicación por la ventana, pero aseguran que no pueden más. "Me cogía de las manos y me mordía", cuenta la madre.

En enero de 2020 el matrimonio solicitó una plaza en una residencia pública a través de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Manises, pero dos años más tarde esa plaza todavía no ha llegado. En un primer momento les comunicaron que había una disponible en Utiel, pero como estaba a una hora de casa les iban a buscar una más cerca.

Un mes después de aquella petición estalló la pandemia y el trámite se paralizó. En junio del año pasado volvieron a reclamar, pero el asunto se fue demorando hasta tal punto que siguen sin obtener respuesta.

Están desesperados, necesitan la ayuda de profesionales para que trabajen con él y la Conselleria no les ofrece ninguna solución. En la administración aseguran que en Valencia no hay espacios adecuados para este tipo de patologías de salud mental.

"Puede que esté mejor en un centro donde haya un psiquiatra que vea como interactúa", explica Carmen.

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