Delincuencia
Un joven sevillano pasa 34 días preso por un delito que no cometió
Ha conseguido demostrar su inocencia a través de un estudio morfológico y ahora reclama ahora una indemnización.
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La Policía Nacional detuvo en octubre de 2021 a una pandilla de jóvenes que se dedicaba a robar móviles con violencia en las inmediaciones de la estación de metro de Blas Infante, en Sevilla. En la mismo zona, un joven de 20 años, vecino de Almensilla, también en Sevilla, tiene una pelea con otro chico al que apuñala con un sacacorchos. Días después es detenido. Este joven con el que hemos hablado nos cuenta, sin quitarse la capucha por que no quiere ser reconocido, que estando en comisaría sorprendentemente se le acusa también de pertenecer a esa banda que se dedica a la sustracción de teléfonos. A pesar de que lo explica una y otra vez, primero a la Policía y luego al juez que él no había sido, no le creen y es enviado a prisión.
34 días estuvo en la cárcel, explica en su despacho su abogado, David Andana, en presencia de su joven cliente y de su familia. La Policía se valió de unas imágenes del metro en las que aparecen los autores para detener al chico. El problema es que el de las imágenes "no era yo", comenta el joven, se confundieron porque "me parecía a él". Es entonces cuando su abogado encarga un estudio morfológico contratado por la familia para analizar las imágenes con fotografías actuales del acusado. "Este estudio ha costado mucho dinero", dice el padre del joven que acusa a la Justicia de no hacer su trabajo.
"Estuve a punto de quitarme la vida", explica su padre
El informe pericial demostró que el chico, que ahora tiene 21 años, tiene un tatuaje en todo el antebrazo izquierdo y el de las imágenes no está tatuado. Además tampoco coincidía en la altura. Todo esto ha servido para que una sentencia lo haya declarado inocente.
El padre de este joven reclama al Estado una indemnización de 17.000 euros, a razón de 500 euros por día. Entre lágrimas nos relata lo duro que ha sido ver a su hijo en la cárcel. "Queremos que nos indemnicen no solo por los daños económicos ocasionados también por los morales. Estuve a punto de quitarme la vida".
A día de hoy toda la familia continúa en tratamiento psicológico. El joven recuerda que no solo fue privado de libertad, sus relaciones sociales se vieron afectadas y fue señalado en su entorno por una instrucción defectuosa que ha causado un daño irreparable.
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