Durante el juicio de la supuesta violación grupal a una joven madrileña, no hay cámaras, pero los abogados están levando a cabo, frente a las cámaras de los medios de comunicación, su particular estrategia.
Lo hacen especialmente Agustín Martínez, defensa de tres de los procesados, y Carlos Bacaicoá, abogado de la joven. Cada prueba y cada testimonio dentro del juicio lo ven de forma diferente. Martínez es el más mediático, siempre ha mantenido buena relación con los medios, mientras que Bacaicóa, que rehuía de las cámaras, ahora no tiene ningún problema en estar ante ellas.
La guerra entre los letrados existe en le interior de la sala y se verbaliza ante la prensa: lo que para uno es blanco para otro es negro.
El resto de abogados y acusaciones, pasan desapercibidos. El juicio, a puerta cerrada, se ha convertido en un duelo entre abogados.
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