Luis Torras acaba de cumplir 108 años y sigue pintando, lo que le convierte en el pintor en activo más longevo de España.
Es un honor para un hombre que ha vivido dos pandemias con más de un siglo de diferencia entre ambas, y que está dispuesto a vacunarse del coronavirus cuando le llamen para hacerlo, porque entiende que es la mejor manera de luchar contra la enfermedad.
Luis nació el 29 de diciembre de 1912 y, siendo apenas un niño, en 1918, se declaraba la pandemia de la gripe, de la que no guarda muchos recuerdos más que "por aquella época moría mucha gente".
Han pasado 102 años y el mundo y Luis asisten a esta nueva pandemia que todavía persiste y a la que se intenta aplacar con las vacunas que acaban de empezar a suministrarse. "Ninguna de las dos ha podido acabar conmigo", afirma irónico, en presencia de María Jesús, su inseparable mujer, que le contempla orgullosa desde sus 98 años, igual de bien llevados.
Sobre la vacuna, Luis Torras lo tiene muy claro: "En cuanto pueda, me vacuno", responde rotundo, y no entiende las dudas que tienen algunos sobre si vacunarse o no hacerlo. "Cada uno que haga lo que quiera. Es mucho mejor eso que morirse, hay que vacunarse y en cuanto me llamen yo voy", insiste. Recuerda, además, que él se vacuna todos los años de la gripe y eso le ha permitido no contraer la enfermedad desde hace mucho tiempo.
Afirma que no le teme al coronavirus y que el confinamiento lo pasó trabajando. Lo seguirá haciendo porque "pienso morirme con las botas puestas".
Se levanta todos los días a las 7:30 horas, lee la prensa "para saber qué pasa en la ciudad" de Vigo, en la que reside, y luego se pone a pintar.
"No me da tiempo a nada, tengo mucho trabajo", lamenta mientras nos muestra un cuadro reciente en el que retrata a su hijo sentado con el fondo de una biblioteca. Acto seguido, aparta un caballete con una obra del puerto pesquero de Vigo y nos descubre otra creación de la que se siente especialmente satisfecho y que tiene mucho que ver con la actualidad.
Nos muestra un cuadro de 2018 de la Puerta del Sol de Vigo, adornada por las famosas luces navideñas que han contribuido a relanzar la imagen de la ciudad fuera de nuestras fronteras, especialmente, en estas fechas.