Publicidad

ASÍ FUE LA INVESTIGACIÓN

La Policía desvela cómo identificó al narcotraficante Manuel Miranda pese a que cambió todas sus huellas

Las alarmas saltaron cuando comprobaron que había cicatrices en los diez dedos. Los agentes reconocen que nunca habían visto huellas alteradas de forma tan "sofisticada", por lo que la reseña para lograr su verdadera identificación fue un reto.

A los investigadores de la Unidad Central de Identificación de la Comisaría General de Policía Científica les saltaron las alarmas con las huellas dactilares de un hombre peruano detenido en Getafe el 30 de enero. Había cicatrices en los diez dedos y pronto sospecharon de que todos habían sido modificados. Y así se lo comunicaron a sus compañeros de la Unidad Central Drogas y Crimen Organizado (Udyco) que ya tenían claro que, pese a que sus crestas capilares no lo dijeran, ese peruano al que habían detenido en un hotel de Getafe era en realidad un narcotraficante asturiano llamado Manuel Miranda afincado en Málaga.

Begoña Sánchez, inspectora jefa de la sección de lofoscópica, reconoce a los periodistas que nunca se habían encontrado con un caso así de diez huellas alteradas de forma tan "sofisticada", por lo que la reseña para lograr su verdadera identificación fue un reto.

Sánchez explica que al detenido se le hizo la correspondiente reseña dactilar, en total 18 impresiones que incluyen, entre otras, las huellas de las diez yemas o primera falange, las palmas de las manos, la impresión del resto de falanges de los dedos o las huellas rodadas de algunas dedos. El cotejo a la base de datos de huellas llamada Said que almacena más de cinco millones de registros de detenidos por todos los cuerpos policiales (excepto la Ertzaintza) le dio la razón al arrestado con la identidad que manifestaba.

Sus huellas eran las que ya tenía la Policía en 2008 cuando fue arrestado en Málaga por un asunto de drogas, pero no coincidían con las que 2002 tenía también la Policía e Instituciones Penitenciarias por su paso por prisión. "Nosotros sospechamos que esas no eran sus verdaderas huellas, había cicatrices, incluso distintas a las de 2008", explica la inspectora jefa que apunta a autotrasplantes e injertos de sus huellas de los pies por las marcas que había dejado esa cirugía.

Publicidad