La agresión sexual cometida por un preso de permiso reabre el debate sobre la reincidencia de estos delincuentes

Pedro Jiménez tenía ocho condenas por violación a sus espaldas cuando en octubre de 2004 consiguió tres días de permiso penitenciario. Los aprovechó para violar, torturar y asesinar a dos mujeres, policías nacionales en prácticas. La abogada María José Varela ha representado a numerosas víctimas de violadores en serie y opina que "no puede ser un criterio cómo se comportan en la cárcel, porque los violadores, en prisión, no plantean problemas".

José Franco de la Cruz, conocido como 'El Boca', es otro caso. Tras cumplir 21 años de una condena de 44 por la agresión sexual y el asesinato de una niña de 9 años en Huelva, quedó en libertad. La familia de la niña había pedido que no saliera aún de la cárcel. Tres meses después violó a una mujer en Madrid.

"No puede ser un criterio cómo se comportan en la cárcel"

Los expertos, como el criminólogo Vicente Garrido, llaman la atención sobre los que tienen características psicopáticas, los que además de violación cometen otras agresiones, como por ejemplo homicidio.

Santiago del Valle, implicado supuestamente en cinco causas por abusos sexuales a niñas y condenado por abusar de su hija, nunca ingresó en prisión. En enero de 2008 abusó y asesinó en Huelva a Mari Luz Cortés. Los padres de la niña iniciaron una campaña pidiendo la cadena perpetua para los pederastas.

Para el catedrático de Psicología Ramón Arce "lo que ocurre es que en algunos casos se adhieren la tratamiento y se crean falsas expectativas".

Un estudio en las prisiones catalanas concluyó que un 5,8% de los presos por este tipo de delitos volvía a cometer una agresión sexual tras salir de prisión.