Tres meses ha tardado la Sagrada Familia en volver a poder abrir sus puertas. La crisis del coronavirus ha mantenido cerrados durante un largo periodo de tiempo muchos grandes monumentos, y este no ha sido una excepción.
Más de 90 días después la Sagrada Familia vuelve a tener gente por sus pasillos, pero los afortunados que la recorren lo hacen siguiendo unas estrictas medidas sanitarias. Y es que, el uso de la mascarilla es obligatorio en un lugar, que además tiene impuestas limitaciones de aforo para respetar la distancia de seguridad y evitar posibles contagios de coronavirus.
Esta reapertura se produce en un momento complicado para Barcelona, ya que según los datos de la Cosejería de Salud en la capital catalana ya existe transmisión comunitaria del coronavirus.
Aumenta el número de agentes cívicos en Barcelona
Ante la difícil situación por la que pasa la ciudad la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha decidido aumentar a 230 el numero de agentes, que se encarga de informar a los ciudadanos de las medidas higiene, protección y distanciamiento social para evitar el contagio de coronavirus.
"Trabajamos en un servicio de información y concienciación para los vecinos sobre la situación del Covid-19", explica uno de estos agentes cívicos.
A pesar de que en Cataluña ya exista transmisión comunitaria. Muchos de estos operarios tienen que recordarles a los ciudadanos la obligatoriedad del uso de la mascarilla: "La mayoría de casos a los que nos enfrentamos son gente que no respeta las medidas de distanciamiento, ni el uso de la mascarilla o las reuniones de grupo que pueden convertirse en una actividad masiva en espacios públicos."
Por otra parte, sabiendo que la mayoría de contagios de coronavirus se están dando en reuniones informales, estos agentes cívicos se están encargando de ayudar a los restauradores a que tomen conciencia de las medidas sanitarias que deben utilizar