Las lluvias ,-que han regado parte de España en las últimas horas-, no han tenido la intensidad necesaria para paliar la situación de sequía, que continúa siendo extrema.
El volumen de agua embalsada es casi la mitad de que debería ser a estas alturas del año, con los embalses al 37% de su capacidad frente al 48,1% en estas fechas en 2016 y el 57,6% de la media de los últimos cinco años. Además, las restricciones al consumo humano, en zonas donde suele llover en abundancia, están cada vez más cerca.
Los expertos insisten en que si la sequía persiste, el territorio español se puede desertificar y convertir en una zona árida, dejando en los libros de historia los verdes paisajes de nuestra geografía.