La Ley Antitabaco entró en vigor el 1 de enero de 2006 y fue modificada cinco años después para prohibir fumar en todos los espacios públicos cerrados, aunque sí permitía hacerlo en lugares al aire libre, como terrazas de hostelería. Este viernes cumple 15 años sin reducir la tasa de fumadores. Por ello, Sanidad trabaja en una nueva modificación de la norma con la ampliación de los espacios sin humo o la subida de precios. Mientras, sanitarios, científicos y plataformas ciudadanas reclaman una hoja de ruta para alcanzar una España sin humo en el año 2030.
Por su parte, según la última Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES) del Ministerio de Sanidad, actualmente la cifra de fumadores se sitúa en un 32,3 % de la población de entre 15 y 64 años, una cifra muy parecida a la del año 2005. Esto supone que hay 10,5 millones de personas con una adicción que provoca anualmente 60.000 muertes.
El pasado 27 de febrero, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció que modificaría la ley del tabaco para ampliar los espacios libres de humo. Entre las medidas para prevenir el tabaquismo está imponer un empaquetado neutro e incrementar la protección de la salud en los recintos deportivos al aire libre y dentro de los vehículos. Dichas medidas no solo afectarán al tabaco, sino que también afectará a los cigarrillos electrónicos.
Ante el "fracaso" de esta ley, la Plataforma por la Reducción del Daño por Tabaquismo pide que se apliquen herramientas "innovadoras" para conseguir una España sin humo en 2030. Para ello, proponen un "Libro blanco de la reducción de daños por tabaquismo" que combine la disminución del perjuicio que origina con el incremento de los esfuerzos en la prevención.
Por su parte, Nofumadores.org, lamenta que España no haya puesto fecha para conseguir un país sin humo y denuncia la interferencia de la industria tabaquera y de la Federación de Hostelería para lograr que no se hayan implementado medidas básicas. Esta opinión la comparte el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), el cual alerta que los cigarrillos electrónicos han ganado popularidad bajo la premisa de ayudar a dejar el tabaco y ser menos dañinos que el tabaco tradicional.
Además, advierten que su uso puede producir inflamación pulmonar y consideran que las medidas actuales contra el tabaco ya no son efectivas para fomentar el abandono de éste. Asimismo, reclaman nuevas estrategias para animar a los fumadores a dejar de fumar y también, para prevenir a los jóvenes del uso de los nuevos productos y dispositivos.
