Banco de alimentos
Llamada a la solidaridad: el Banco de Alimentos de Vigo necesita reforzar su número de voluntarios
La Fundación Provincial Banco de Alimentos de Vigo necesita unos 1.800 voluntarios para su Gran Recogida 2023 los próximos 24 y 25 de noviembre.
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"Alimenta una vida mejor". Ese es el lema de la campaña que ha lanzado la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL) y a la que se han adherido, solo en la provincia de Pontevedra, cerca de 125 establecimientos. A través de ellos se canalizarán las donaciones físicas y económicas de los ciudadanos, gracias a un cuerpo de voluntarios que necesitará de un gran refuerzo en estas fechas.
Su presencia se repartirá por múltiples supermercados de las localidades de esta provincia, desde A Guarda hasta Vilagarcía, entre otras. Se suman también centros educativos: unos 40 colegios e institutos movilizarán a su alumnado para conseguir igualar o superar los 350.000 kilos de comida recaudados durante la última edición.
En eso consiste, precisamente, el trabajo de sus voluntarios. En palabras de Ruth Villar, responsable de comunicación de la Fundación, "repartimos comida entre las personas más vulnerables de la provincia, que aquí son unas 20.000 personas". "Necesitamos muchas manos", recalcan.
Pero ¿qué se necesita para ser voluntario en la entidad? "Solo hay que considerarse una persona empática, disponer de cuatro horas libres durante el 24 y el 25 de noviembre y darse de alta en menos de tres minutos en la web", resume Ruth.
Desde el Banco de Alimentos de Vigo hacen una llamada a la solidaridad: "Son solo 4 horas. Hoy es por mí, pero mañana puede ser por ti. Es una suerte poder estar en el lado de la ayuda y es una actividad que enriquece mucho a nivel personal".
¿Qué alimentos puedo ofrecer?
"Todos los alimentos que tengan que ver con el desayuno son importantes: cacao, leche o cereales ayudan a solucionar las comidas de niños o mayores", aseguran desde la entidad. También las conservas (de pescado, de carne, incluso de legumbres u hortalizas) son importantes porque muchas personas padecen pobreza energética, por lo que no pueden cocinar con electricidad.
En definitiva, alimentos no perecederos y otros de larga conservación, como la pasta o el aceite, ya que el elevado precio del oro líquido puede hacer peligrar las reservas en los almacenes de estas entidades.
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