Cristina Romero, promotora de una iniciativa para evitar el desperdicio de la comida sobrante en los comedores escolares, ha entregado en el Congreso un centenar de 'croquetas ilegales' elaboradas con restos de comida de un colegio y 225.000 firmas que ha recabado a través de change.org.
Romero, residente en la localidad gerundense de Empuriabrava, ha trasladado su petición a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, así como a representantes de los Grupos Parlamentarios del PP, Podemos y PSOE.
La impulsora de la propuesta ha estado acompañada por la cocinera Ada Parellada, chef del restaurante Semproniana, y el experto en seguridad alimentaria Juan Marcos de Miguel, vestidos con camisetas negras en las que se podía leer '¡Hay que ponerse ya! Croquetas ilegales'.
La petición está dirigida a modificar la Ley de Seguridad Alimentaria para promover el aprovechamiento de la comida sobrante en lugares como comedores escolares, centros sociales o empresas, de manera que sirvan para alimentar a más personas.
La iniciativa surgió en octubre del año pasado a raíz de una reunión de comienzo de curso en el colegio del hijo de Cristina Romero donde la responsable del catering explicó que se servían las mismas raciones para niños de 3 a 12 años y que se tiraba la comida que los más pequeños no consumían, siguiendo las directrices del Ministerio de Sanidad.
Ante esta situación, Romero insta a los diputados del Congreso a impulsar un plan de trazabilidad, con la implicación de ayuntamientos, comedores escolares, centros sociales y empresas de catering, para que, siguiendo un plan de eliminación de riesgos y creando un protocolo de actuación de congelación y transporte, se pueda aprovechar el excedente de comida cocinándola otra vez o distribuyéndola entre familias sin recursos.
Parellada ha preparado las croquetas que denominan 'ilegales', puesto que en la actualidad las instituciones no propician el aprovechamiento del excedente de comida en los comedores escolares por razones "de equilibrio nutricional, de seguridad alimentaria y económicas, dado que reaprovechar es más caro que tirar".
"Hay que sensibilizar a las nuevas generaciones para evitar el despilfarro alimentario", ha subrayado la cocinera, quien ha destacado que "el centro escolar es el espacio idóneo para transmitir valores y educar a los jóvenes en el valor de los alimentos más allá del precio".
El experto en seguridad alimentaria ha indicado que hay ciertos alimentos que no se pueden aprovechar y que son "peligrosos" por su naturaleza, como el huevo, el marisco, la pastelería o aquellos que tras su congelación tienen un aspecto "feo".