Localizan un arsenal de armas y dinero en la casa de un guardia urbano en Barcelona

El guardia urbano detenido, presunto enlace de la red de prostitución desmantelada en Barcelona, guardaba en su casa un arsenal de armas, una caja fuerte con dinero en metálico y varias pistolas, así como denuncias y actas de inspección de locales de ocio hechas pedazos.

El domicilio de este cabo de la Guardia Urbana fue registrado el pasado 21 de septiembre por los Mossos d'Esquadra tras ser detenido junto a otras 24 personas por su presunta relación con una red dedicada al blanqueo de capitales procedentes de la prostitución que controlaba varios locales de ocio de Barcelona.

Entre los detenidos figuran dos empresarios de clubes de Barcelona, acusados de lucrarse con el dinero que las prostitutas robaban a los clientes con sus tarjetas de crédito tras narcotizarles, y cuatro guardias urbanos que presuntamente estaban a sueldo de la red para avisar de inspecciones en sus locales.

Según el sumario del caso, el acta de entrada y registro al domicilio constata que el agente guardaba en su casa un quincena de revólveres y pistolas, tres escopetas, dos fusiles, una carabina y una navaja. Alguna de esas armas se encontraban en el interior de una caja fuerte, de un metro de alto por 30 centímetros de ancho, en cuyo interior la policía intervino 1.400 billetes en un sobre blanco.

En total, al agente detenido se le incautaron 2.855 euros en metálico, parte de los cuales llevaba encima cuando fue arrestado, mientras que el resto se encontraron en su domicilio y en la caja fuerte mencionada.

En el registro se localizaron además varias actas de inspección y denuncias de locales de ocio de Barcelona hechas pedazos, así como un informe del Ayuntamiento sobre una queja de un vecino en relación con el local de prostitución "Fuego", uno de los establecimientos controlados por la red investigada.

A otro de los agentes detenidos, Miguel S.M., los Mossos le intervinieron 1.000 euros en billetes fraccionados que llevaba en el bolsillo del chaleco, en el interior de un sobre con el logo de Sweet Pacha -discoteca donde uno de los imputados celebró una fiesta- y la palabra manuscrita "pepis", nombre que según la juez denominaba al grupo de los cuatro urbanos presuntamente corruptos.